Guadalajara. Los responsables de haber contaminado el Río Santiago con sustancias tóxicas, así como las autoridades que lo toleraron tendrían que ser sancionados con cárcel, externó Pedro Arrojo Agudo, especialista de la Universidad de Zaragoza, España, quien ha sido reconocido con el premio Goldman de medio ambiente por su activismo a favor de una nueva cultura del agua.
Aunque dijo desconocer la normatividad mexicana, el experto aseguró que por puro sentido común, contaminar un cauce como ha pasado con el Río Santiago debería ser considerado como un delito grave.
“Envenenar un río del que tienen que tomar agua, con el que se tienen que regar cultivos, con sustancias tóxicas, en la inmensa mayoría de los países eso es delito penal”, dijo en entrevista.
“La entidad gubernamental que lo permitiera y estuviera bajo su responsabilidad o el empresario que lo produjera, en la mayoría de los países con una legislación razonable, acaban en la cárcel, es un delito contra la salud pública”, externó Pedro Arrojo.
Recientemente fue publicado que la organización Acción Colectiva, junto con habitantes de zonas cercanas al Río Santiago, habían presentado la primera denuncia penal en contra de autoridades por las afectaciones que les había provocado la contaminación del cauce.
La denuncia está sustentada en un estudio realizado por la organización ambientalista Greenpeace y la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, donde se advierte que por el cauce fluye un coctel de tóxicos, muchos de ellos de origen industrial.
De hecho, el agua pestilente del Santiago representa un riesgo para la salud de cerca de medio millón de personas que viven en un margen de menos de 5 kilómetros de distancia.
La demanda penal, presentada como una acción colectiva, señala como responsables de haber tolerado la contaminación del río a autoridades de los tres niveles de gobierno, entre ellas la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y la Comisión Estatal del Agua (CEA), además de los ayuntamientos de la zona.
Los pobladores afectados solicitan que los responsables de la contaminación les compensen las afectaciones que eso les ha provocado desde hace años, pues de ser pescadores con un trabajo regular, tuvieron que dejar de hacer esta actividad por la mortandad de los peces.
Pese a la situación del Santiago, de acuerdo con el especialista, quien también es fundador de la Fundación Nueva Cultura del Agua, el cauce se puede sanear.
De hecho, insistió, la presencia de industrias puede ser compatible con un río limpio, siempre y cuando no haya corrupción en las instituciones, como sucede en otros países.
“Inglaterra es más industrial que éste y los ríos están sanos, estuvieron envenenados como éste, Alemania tiene más industria que este país y tuvo sus ríos envenenados, hoy están sanos”, recalcó Arrojo Agudo.
“Pocas cosas son irreversibles, basta dejar de impactar para que en pocos años la flora y la fauna y la salubridad imperen”, añadió el especialista.