Zacatecas. El Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (SNDIF) otorga cada año 100 millones de pesos a la dependencia estatal, SEDIF, por concepto de proyectos de alimentación, lo cual contempla también la repartición de despensas con productos de la canasta básica, informó el director de la instancia en Zacatecas, Álvaro Elías Ibargüengoitia.
Elías Ibargüengoitia destacó que el año pasado este recurso resultó insuficiente, por lo cual el gobierno estatal tuvo que otorgar 20 millones de pesos adicionales.
Asimismo, indicó que en la entidad son entregados diariamente 45 mil desayunos fríos y 507 espacios proveen alimentación caliente a personas de escasos recursos; los almuerzos fríos son paquetes que constan de envases de leche de 250 mililitros, barras energéticas de arándanos y fruta seca, los cuales se entregan a menores en etapa escolar.
Respecto a los desayunos calientes afirmó que se entregan 25 mil diarios, de lunes a viernes, durante la asistencia de los niños a la escuela, y son preparados por participantes voluntarios, entre los que se encuentran madres y padres de familia.
Éstos consisten en menús que contienen arroz, leche deshidratada, frijol, aceite, lenteja, pasta, harina integral y fruta deshidratada, los cuales son elaborados por nutriólogos del SEDIF para que haya variedad y balance.
El funcionario explicó que hay camiones que distribuyen los implementos en los 58 municipios y en comunidades una vez cada cinco días, y aseveró que éstos están adecuados para durar en buen estado durante una semana.
El director especificó que cada despensa tiene un costo de más de 60 pesos, y la canasta tiene un costo extra, sin embargo no especificó cuál es, ya que “consta de más insumos”.
Agregó que los 507 espacios que proveen de alimento están distribuidos en centros escolares o cerca de éstos y la comida se reparte entre la población estudiantil y no escolarizada.
Destacó que los desayunos fríos son entregados a los niños “que menos acceso tienen a la alimentación; se pensó en desayuno porque ir a la escuela con el estómago vacío no sólo impide el aprendizaje, sino que es un tormento”, concluyó Elías Ibargüengoitia.