CONCEPCIÓN DEL ORO. A doña Eugenia Bartolo Laredo, quien recientemente celebró su aniversario 99 al lado de su familia, no le cabe el corazón en el pecho, pues todo aquel que convive con ella se inunda de calidez, amor al prójimo y de humildad.
Doña Eugenia es una mujer católica, y en Concepción del Oro, Zacatecas, no le importaba caminar desde donde vive en la última casa al pie del Cerro de la Sierpe para asistir a la primera misa del domingo.
Pertenece al grupo de franciscanas, es una mujer sencilla y muy hospitalaria, pues desde hace años recibe en su casa a grupos católicos y sacerdotes para hacer sus retiros en ese lugar, así como a los amigos de sus hijos, que gustan de ir de paseo.
Abre las puertas de su casa a toda la gente con mucha hospitalidad y generosidad, pues siempre comparte lo que tiene en sus huertas: diversidad de fruta y nopalitos.
Doña Eugenia siempre tiene una dedicación especial a sus hijos, nietos y nueras, que tanto la estiman y ahora la cuidan con gran dedicación y cariño.
Es una mujer bajita, de complexión delgada, pero tiene una fortaleza increíble, siempre ha gozado de una salud excepcional, hasta hace poco que se cayó y se lastimó la cadera, por ese motivo no puede caminar mucho, quizás el siempre haber vivido en el campo le dio esa salud, esas ganas de vivir, de servir, de amar, de disfrutar al máximo la naturaleza, pues siempre le ha gustado sembrar flores y tiene un huerto maravilloso.
Doña Eugenia es como las montañas de nuestro pueblo: hermosas, increíbles, que muy dentro de sí tienen el tesoro arraigado. Así es doña Eugenia, con un corazón de oro.
Querida por sus hijos, nietos, bisnietos, nueras y amistades, se ha sabido ganar el cariño de todos los que la conocen por su sencillez, fortaleza, amor, dedicación y gran generosidad, pues el que llega a su casa no se regresa con las manos vacías, siempre le ofrece lo que tiene: flores, fruta y su gran hospitalidad.
Festeja en grande
Los Ovalle Bartolo se reunieron en la casa de doña Eugenia, en Las Huertas, enclavada en los pies del imponente Cerro de la Sierpe, para celebrar sus 99 años de vida.
Rodeada de toda su progenie, la mujer centenaria recordó a sus propios padres, Longino Bartolo y Ciprina Laredo, durante el soleado domingo, sólo un ligero viento fresco anunció el término del verano.
Junto a su esposo, Víctor Ovalle, esta longeva mujer procreó nueve hijos: Genoveva, Isidra, Teresa, Víctor, Francisco, Simón, Francisco Javier, Miguel y José Javier. De ellos tiene 25 nietos, 33 bisnietos y 12 tataranietos.
Desde que se casó, doña Eugenia siempre ha vivido en el mismo lugar, la última casa de ese pintoresco lugar llamado fraccionamiento Las Huertas, en Concepción del Oro.
Ella siempre bajaba a misa los domingos, hacía el recorrido a pie desde su casa hasta el templo.
Siempre se destacó por recibir con hospitalidad y sencillez a todos los visitantes, pues, como es un lugar hermoso, al pie de los cerros adornada con una huerta de membrillos, duraznos, limones, naranjas e infinidad de flores, como rosas, claveles, pensamientos o geranios, los turistas se sienten atraídos para realizar paseos y hasta retiros espirituales.
La celebración comenzó con la lectura de la Palabra, para lo cual también estuvieron amigos y la familia extendida de la festejada; más tarde se disfrutó de la comida.
El menú, preparado por Miguel Ángel Ovalle, incluyó el tradicional asado de puerco, sopa de arroz, rollo de pollo, espagueti amarillo, puré de papas, y para el postre, una clásica carlota de limón, además de una variedad de pasteles.
Desde el exterior de la casa, un grupo musical amenizó la reunión en la que Eugenia lucía muy contenta de convivir con sus amigos y seres queridos. Se tomó varias fotografías y, sin sobresaltos, en medio de alegría y convivencia, transcurrió la tarde.