Zacatecas.- Convivir con la muerte y mantenerle el respeto, es parte del diario vivir de Juan Pablo, Federico y José Manuel, tres hermanos que desde niños se dedican al oficio del embalsamamiento.
Cada uno en su momento, comenzó a ayudar a su padre en el negocio de la familia, Funeraria Martínez, una de las primeras en Zacatecas.
Para los hermanos es normal convivir con los cadáveres, pues desde los 11 años han estado inmersos en este respetable oficio del que tarde o temprano todos van a acudir.
“Esto viene de familia, desde que tenemos uso de razón, siempre hemos visto negocios, cajas de muertos, mi abuelo puso la segunda funeraria en Zacatecas”, explicó entre risas Federico.
“Era algo normal, desde siempre mi papá fue muy estricto al trabajo, desde chiquitos, desde que tengo uso de razón nos metía a ayudarle a embalsamar cuerpos, pero nosotros lo que hacíamos era pasarle las cosas, nosotros no metíamos mano, pero siempre nos enseñó que eso era un trabajo”, narró Juan Pablo.
Un proceso de embalsamar es una abertura en carótida: “se abre una incisión en la parte del cuello o de la pierna y se inyectan formaldehidos, y también se extraen los líquidos”.
Para los hermanos Martínez García, lo más difícil del trabajo es la falta de un horario fijo, sin embargo, consideran un honor “la confianza que deposita el familiar para el término de un embalsamado”.
Contrario a lo que muchos pensarían, ninguno de los jóvenes embalsamadores ha tenido miedo de su trabajo, a pesar de que han vivido momentos chuscos.
“Algo fuera de lo normal jamás ha pasado nada, yo me imagino que si se para un muerto, el muerto eres tú”, expresaron en broma.
El respeto a los muertos es fundamental para estos preparadores de muertos, pues consideran que toda persona lo merece, aunque parezca que no siente.