Somos anarquistas por un sentimiento… este sentimiento es el amor por los hombres, es el hecho de sufrir por los sufrimientos ajenos
No existe nada más liberador, de la aterrada alma, sobre todo en estos años de muchos balazos y más ideológicos bandazos, que revisar los diarios y leer declaraciones cada día más aterradoras, como saber que, en mi ranchito, inició la peregrinación de funcionarios del gobierno para informar (¿?) a los legisladores (¿?) los trabajos que han realizado y que se inscriben en el informe (sic) del góber.
O sea, que estamos en días de mucha santidad en los que los godínez del Ejecutivo van a cotorrear con los diputados de cosas intrascendentes, pero magnificados en la prensa oficial. “El secretario de tortas y aplausos dio a los diputadetes una cátedra de ciencia política y administración pública”; “La secretaria de confeti y silbatos demostró que desde el Ejecutivo se trabaja para atacar el flagelo de la inseguridad”.
Dicho lo anterior, no nos queda más que reírnos de tanta ocurrencia de godínez y representantes del demos, por su comportamiento hilarante en este auténtico duelo de standuperos, donde el más chimuelo masca fierro. De manera tal que si usted, dama, caballero, estudiante, desempleado, no tiene en qué distraerse porque le cortaron la señal del cable por exceso de pago, pues dese una vuelta por la Legislatura y escuche los mejores chistes y ocurrencias, sin pagar un solo centavo. Si no lo divierten tiene la posibilidad de abuchearlos, solamente, pues cualquier otro acto que atente contra la moral y las buenas costumbres, será motivo para que lo saquen a madrazos.
Total, que las comparecencias son un insulto a la inteligencia; hay funcionarios a los que les vale no asistir. “Y échenme su juicio político, a mí me la persignan y me apoya el góber”, dicen algunos, otros van y los distinguidos miembros del poder (sic) legislativo hacen el vacío y se largan a comer tacos envenenados.
En pocas palabras, las comparecencias son una auténtica vergüenza para un sistema democrático (es como agarrar un día de la semana y echarte unas rolitas para beneplácito del lumpen).
Hasta hoy, han pasado años sin que se proponga una auténtica reforma de estado; únicamente se han realizado reformas electorales que han llevado al ranchote a una crisis de proporciones apocalípticas. Leía a un analfabeta, opinólogo de las redes, sostener que AMLO es el culpable de las reformas de 2014. Digo, ¿a esta ignorante nunca le hablaron del “Pacto por México”? Y es que, en las malditas redes sociales, se dice cada estupidez que da vergüenza. Supongo que así hay muchos diputados y senadores, ignorantes a más no poder (Lilly Téllez y Doña X-elatinas sirven de ejemplo). La reforma de estado que hemos planteado desde hace muchos años, implica instaurar un Ejecutivo de dos cabezas: un jefe de Estado y uno de Gobierno. Es necesario que el jefe de Gobierno debata con los diputados y que no se esconda tras inútiles godínez que lo único que saben hacer es cobrar y decir tarugadas.
La reforma de Estado, para el rancho, implica fortalecer el Poder Legislativo en un sistema semi parlamentario, buscando que sea en el parlamento donde se conformen los gobiernos de coalición designados por la ciudadanía en las elecciones, gobiernos plurales donde la búsqueda de consensos para la construcción de proyectos sea la pauta del ejercicio gubernamental. Es necesario abandonar la política del todo o nada.
No es comprando votos en las cámaras, es construyendo partidos fuertes ideológicamente y creando estructuras sociales cada vez más fortalecidas. Si los gobiernos que siguen al de AMLO no se preocupan por generar gobernabilidad democrática, estamos jodidos.