Tanto los servicios públicos como los privados de bajo costo para la atención en salud mental se encuentran saturados en Zacatecas, lo que complica los principales padecimientos por los que se solicitan consultas: estrés, ansiedad y depresión.
Iván Torres Cuevas, titular del departamento de Salud Mental, Prevención y Control de Adicciones de la Secretaría de Salud de Zacatecas (SSZ), informó que la alta demanda se debe sobre todo por la inseguridad y las afectaciones tras el confinamiento por la pandemia de COVID-19.
La dependencia estatal atiende este tipo de padecimientos por medio de los centros de salud, donde se realizan acercamientos iniciales; a través de las unidades especializadas de primer nivel, que son siete y que además tratan adicciones, y en los centros integrales de salud mental, de los que solo hay dos en el estado.
Sin embargo, esta infraestructura es insuficiente, reconoció el funcionario. Ejemplificó que en las unidades de primer nivel de la capital, Fresnillo, Río Grande, Loreto, Nochistlán, Calera de Víctor Rosales, Tlaltenango de Sánchez Román y Concepción del Oro se tiene, en cada una, un médico, dos psicólogos y un trabajador social.
“Ni siquiera a nivel internacional son suficientes los recursos que se tienen la detonación de padecimientos mentales”, argumentó Torres Cuevas.
Rebasados
El sector público no es el único saturado frente a las necesidades para la salud mental, pues también aumentó considerablemente la demanda en consultas a bajo costo o gratuitas, informó Jaira Lizeth Barragán García, presidenta del Colegio de Psicólogos Profesionales para el Bienestar Social.
Este es el caso de los servicios que ofrecen centros afiliados a asociaciones civiles y los de Intervención y Servicios Psicológicos (CISP) de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ).
Barragán García coincidió con Torres Cuevas en que los detonantes de este problema son la inseguridad y los cambios postpandemia.
Quienes acuden a solicitar atención, precisó, son personas “que de forma directa e indirecta han sido afectados por violencia en las calles o el ámbito social y por la readaptación a la parte presencial, como los alumnos en las aulas”.
Alta demanda
En este contexto, la Unidad Académica de Psicología (UAP) de la UAZ ha jugado un papel importante al ofrecer consultas en 17 CISP ubicados en distintos municipios, pero hay ayuntamientos que han pedido intervenciones en otras regiones.
En Luis Moya, Pinos, Villanueva, Tabasco y Moyahua de Estrada se solicitó atención, además de una ampliación de los servicios en Fresnillo, pero “en estos momentos estamos rebasados”, admitió Jesús Manuel Correa Venegas, director de la UAP.
Mencionó que en los centros de Servicios Psicológicos instalados en la unidad académica tienen sesiones programadas hasta mayo, lo que ha dificultado la colaboración en otras partes de la entidad.
Agregó que otra dificultad es que las alcaldías no aportan el espacio físico que se requiere para recibir a los pacientes.
“Nosotros llevamos la materia prima y los municipios lo único que nos facilitan ese el espacio físico y solventar gastos como agua potable y la luz eléctrica”, sin embargo, tampoco cuentan con esos recursos.
Sin ley estatal
A pesar del aumento de padecimientos y la insuficiencia de los servicios para atenderlos, la Ley de Salud Mental del Estado de Zacatecas sigue estancada. Esta legislación fue publicada en el periódico oficial el 7 de julio de 2018, pero no se realizó su reglamentación para ejecutarla.
Lizeth Barragán añadió que en 2022 se aplicaron cambios a nivel nacional en esta materia, por lo que instituciones y organizaciones se reunieron para ajustar la ley local, proceso que aún continúa.
“A raíz de esta modificaciones, la ley tendrá que ser presentada nuevamente para que sea aprobada y posterior a ello trabajar en la reglamentación”, precisó la representante del Colegio de Psicólogos Profesionales para el Bienestar Social.
Necesidad urgente
Especialistas urgieron a que la atención a los males en salud mental sea considerada un tema prioritario, pues advirtieron que para 2030 se estima que este problema se convierta en una nueva pandemia.
Esto por trastornos como depresión, ansiedad, bipolaridad, esquizofrenia y por consumo de sustancias, la ideación suicida y la consumación del suicidio, expuso Iván Torres.
El funcionario resaltó que se busca la ampliación de los servicios “a una salud comunitaria”, es decir, actividades psicoeducativas, sensibilizaciones y sobre todo el fomento al autocuidado en cuanto a salud mental.
De igual manera, Barragán García recalcó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) plantea la necesidad de la atención en salud mental y que se promueva en todas las instituciones, sean públicas o no, “porque se ha vuelto una emergencia”.