ZACATECAS.- Desde los 14 años, Jorge Soriano Castorena, trompetista del mariachi Cantera y Plata, decidió convertir a la música en su forma de vida. Entregado a la pasión de los acordes y contrapuntes de los tonos de cada canción recordó cómo se convirtió en quien es hoy. “Soy un músico de cepa”, subrayó.
Esta persona lleva en la sangre su devoción por la música, pues su abuelo y su padre también fueron músicos.
“Estando en la secundaria, allá por eso del segundo grado y con 14 años apenas comencé a tenerle gusto a los instrumentos, y qué mejor que mi abuelo y papá. Es un orgullo y satisfacción haberles aprendido lo que sé, y miren, me convertí en mariachi”, sentenció.
A su familia pronto se integrará una nueva promesa de la música, ya que a su pequeña hija, de tan sólo 13 años, comenzó a gustarle la guitarra, y Jorge Soriano, como padre orgulloso, la enseña y guía “para que pronto sea una gran artista y se una a nuestro mariachi”.
Pero no todo ha sido miel sobre hojuelas, pues los músicos como él han tenido aventuras y muchas historias “charras” –como se les dice coloquialmente–.
Contó que un cliente los llamó para que fueran al municipio de Morelos, “y pues nos fuimos, pues el trabajo no se desprecia. Al llegar nos mandó a la casa donde debíamos tocar, y ahí vamos: ¿no va saliendo el papá de la enamorada y casi nos sacó una pistola?”.
Pero dijo que de fondo se escuchaba a la dama que gritaba: “déjalos tocar, no se pare mi mariachi, ustedes sigan tocando”.
“Experiencias como ésa son las que ahora vamos a contar a nuestros hijos y nietos”, resaltó el músico, mientras esperaba el turno para tocarle a la Santa Cecilia, su patrona y protectora.