“La falta de muestras de cariño, la desatención de los padres, la violencia en el núcleo familiar y no sentirse pertenecientes a un lugar influyen para que los niños pierdan su inocencia y se conviertan en delincuentes”, advirtió Rocío Estela López Orozco, especialista en el tema y perito en Psicología nombrada por el Instituto de Ciencias Forenses (Incifo) de Ciudad de México.
Este viernes, la doctora en Ciencias Penales y Política Criminal dictó la conferencia Niños sicarios, niños de la delincuencia organizada, en la edición 45 del Congreso Nacional de Psicología, con sede en Zacatecas.
Explicó que entre los nueve y los 13 años, el desarrollo de la fantasía es importante en los niños, por ende, si lo que ven día con día es violencia, así como estereotipos “donde el malo trae camionetas grandes, joyas, pistolas de oro y a la chica más bonita, los pequeños buscan vivir de esta manera”.
Sobre esta situación en el estado, López Orozco aseguró que Zacatecas es el sexto lugar a nivel nacional en tasa de homicidios de adolescentes, con un porcentaje de 21.8, según datos de seguridad nacionales.
Agregó que el primer lugar es Guerrero, con 38.8 por ciento, seguido por Chihuahua, con 33.3 por cierto; en cuarto lugar está Coahuila, con 26.3 por ciento, y en quinto lugar, Sinaloa, con 22 por ciento.
A nivel nacional, el número de menores de 18 años que participaron en hecho delictivos, principalmente asesinatos, aumentó: en 2007 se tenía el registro de mil 821, mientras que en 2016 fueron 21 mil 303. Además, los últimos datos revelan que 35 por ciento de los detenidos por delincuencia organizada son adolescentes.
Rocío Estela López detalló que estos niños buscan imponer su voluntad, sentir el reconocimiento por sus hechos, así como tener lo que no les ofrecen sus padres, acciones que favorecen a los grupos criminales para involucrarlos en sus actividades delincuenciales.
Subrayó que la impunidad es un factor importante, ya que no importa el delito que ellos cometieron ni la forma en que lo hicieron, por el simple hecho de ser menor de edad, la ley los cataloga como inimputables a cualquier delito, por lo que sus sanciones van de los seis a los cinco años de prisión como máxima condena.
Asimismo, la perito en Psicología afirmó que una vez que estos infantes se involucran con la delincuencia organizada, “ya no se puede hacer nada, aunque sean sometidos a tratamientos”, debido a que salen de los reformatorios y regresan al mismo núcleo del que fueron extraídos.
En este sentido, advirtió que no existe solución para este problema social, ya que se vive un momento de suma violencia para los adultos, y por ende, para los niños es algo normal.
La única forma de realizar un cambio, sentenció López Orozco, es cambiar el actuar de la sociedad, la manera de pensar y la forma de convivencia. La familia y los valores juegan un papel importante para el buen desarrollo del menor.