Consumismo y desigualdad de género
División sexual. En el consumismo también hay discrepancias de la relación entre los sexos, economistas y sociólogos entran a actualizar el consumo y la producción, entender la división sexual del trabajo que se ha dado en las sociedades patriarcales, tiene enfoque hoy, de cambiar la relación laboral como espacio masculino.
Escritos interesantes de Zygmunt Bauman y Vicent Borrás Catalá nos orientan de la estructura sociológica en la división sexual que ha predominado y sus cambios.
Señalan dentro del consumismo la importancia del trabajo doméstico – familiar, en la compra de insumos, en las estadísticas hay mayor precisión en quienes compran diferentes tipos de productos.
En la vida laboral y en la elaboración de productos, ha habido mayor presencia masculina, es hasta la última década en la que las mujeres ya compiten por los puestos de trabajo en todos los niveles. Situación que el capital requiere ante la disminución salarial en todo el ámbito laboral, que no es suficiente el número de puestos de trabajo para la creciente población mundial y una planeación socio económica dominada por sus intereses en los ejércitos de reserva, como forma de aumentar su riqueza.
Con esta reflexión, a las mujeres se les dificulta más el ingreso laboral, de tal forma que su papel tiene que continuar en el espacio del hogar con las tradicionales cargas domésticas, la forma de consumir en la familia. El hogar se ha considerado como la unidad básica de consumo.
Con estadísticas precarias, argumentar sobre las antiguas divisiones sociales (clases sociales y géneros) se hace complicado, aun así son superadas por los nuevos estilos de vida, de manera que el consumo se establece como uno, si no el principal, de los aspectos que configuran las identidades sociales en la actualidad, sustituyendo a los más clásicos basados en el trabajo.
Del llamado patriarcado, desde el siglo XIX (Veblen) señala cómo “la mujer expresa el estatus social del marido, en lo que se ha denominado un consumo vicario, un consumo de representación social del estatus del cabeza de familia”. El autor destaca cómo la indumentaria femenina no hace otra cosa que separar a la mujer de la esfera productiva; los corsés, los zapatos de tacón, los sombreros, etc., son objetos que imposibilitan la realización de cualquier actividad útil, separando, por tanto, a la mujer del espacio productivo (Castillo, 1988).
Así predominó y predomina en algunos sectores sociales que quien gana el dinero tiene más poder de decisión en la compra, posición desigual dado por las divergencias en el consumo, por ser masculina la relación laboral en la producción. En la mente familiar, el hombre disfruta de una posición de poder a la hora de decidir sobre las distintas mercancías que hay.
En el reciente empoderamiento en algunos espacios familiares, el dinero que ganan se ha utilizado para los gastos del hogar, es decir gasto diario y cotidiano para el consumo familiar. Aún así, los miembros de la familia en una mayor proporción consideran como menos importantes la aportación de la mujer.
Hay fuertes cambios en la mentalidad consumista en el núcleo familiar, al no ser únicamente esa responsabilidad al consumo de la familia, dado en mayor proporción en las clases medias altas a las ricas, la mujer se toma en cuenta en la moda, la belleza, la cosmética y el culto al cuerpo, con gustos consumistas, lo que celebraríamos cuando fuera a todos los niveles sociales.
Poco a poco, el ingreso de las mujeres en la esfera productiva, tradicionalmente masculina, cambiará los roles en el consumo mundial.
Hay propuesta. Toda la sociedad zacatecana ha presentado su malestar por escasos avances en el combate a la inseguridad, con toda razón, cuando ya no existe ningún comportamiento humano en las bandas delincuenciales. Con justa indignación, se marcha por las calles de la ciudad y las poblaciones mayormente afectadas por desapariciones y asesinatos, principalmente menores de edad.
Enrique Laviada (con el que tenemos coincidencias, menos la del salto de partido) presentó la propuesta de una nueva política de seguridad pública para el estado.
Propuso en la tribuna legislativa:
La remoción de los mandos policiacos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP). Con depuración interna de la SSP, por lo que se solicita que se quiten a todos los mandos altos y medios.
Mayores recursos a la Policía Estatal Preventiva (PEP).
Se refuerce la policía civil y que, en ese tenor, se coloque al frente de la corporación y de sus direcciones a uniformados de carrera con preparación y experiencia.
Aumento sustancial del salario de los uniformados, así como la mejora a las instalaciones de la corporación y también la dotación de uniformes, chalecos antibalas, calzado y pertrechos necesarios para el cumplimiento de su labor.
Capacitación a los cuerpos de seguridad para mejorar las maniobras policiacas en la detención de los delincuentes.
Coordinación estatal con los estados aledaños, Jalisco, Aguascalientes, San Luis Potosí, Durango, entre otros, con acciones estratégicas que permitan detener esa migración de los delincuentes para protegerse.
Consideramos es una buena propuesta para llegar a mejorar la seguridad de Zacatecas, debe haber acciones de inteligencia que permitan que Fresnillo, principal foco de los homicidios y cualquier municipio, no sufra con la inseguridad. ¿Y los jueces?
En México y Zacatecas queremos paz.