Escuchar razones. Leyes revolucionarias en la minería
Adecuando las leyes mineras posrevolucionarias. Plutarco Elías Calles, después de 9 años de establecerse en la Constitución de 1917 las nuevas condiciones de los minerales como dominio de la nación, es cuando crea en 1926 la Ley de Industrias Mineras con relevantes ordenamientos como:
- Diferenciación entre industrias mineras y petroleras.
- Federalización de la industria minera.
- División de las concesiones mineras en: exploración, explotación, plantas y caminos.
- Depósitos de garantía y pruebas de existencia en exploración y explotación de mineral para otorgar concesiones.
- Presentar trabajos de obras para continuar la concesión.
- Reglamentación gubernamental de la inspección minera.
- Protección de los derechos laborales de los trabajadores mineros.
- Límite al 10 por ciento de empleados extranjeros para ocupar puestos de trabajo.
- Límite de 100 por concesión minera sin mínimo de concesiones que se podían adquirir.
Renovar las concesiones
cada 30 años.
Las garantías y los trabajos de comprobaciones que llevaban recursos y costos, afectaron a muchos pequeños mineros y a un gran número de empresas.
El gobierno estadounidense se puso de parte de la reciente Cámara Nacional de Minería, creada en 1924, situación incomprensible dado que la ley estaba para proteger a los intereses de los grandes consorcios extranjeros.
Para enfrentar sus secuelas, el gobierno mexicano intensificó durante el cardenismo su orientación nacionalista, lo que en la minería se tradujo en una política fiscal claramente más reivindicativa y promotora de programas de fomento de pequeños y medianos productores. También se estimuló la formación de cooperativas mineras en fundos abandonados por el capital extranjero. Pese a los esfuerzos gubernamentales, estas medidas no alcanzaron a eliminar la dependencia de la rama con respecto a los capitales y los mercados externos.
Desde finales de la década de los años treinta se hizo patente el estancamiento de las inversiones en la minería por la obsolescencia de los elementos del capital fijo, la ausencia de innovaciones tecnológicas importantes y la paralización de las actividades de exploración. En muchos casos, los monopolios mineros optaron por orientar sus inversiones hacia otros países subdesarrollados que tenían una legislación minera abierta a los intereses de los grandes capitales extranjeros.
La Segunda Guerra Mundial acompañó al incremento de la demanda de productos minerales que México extraía, empezando la etapa de producción de minerales metálicos industriales como fierro, antimonio, cadmio, plomo zinc, fluorespato grafito y otros. Así, se aumentó la producción y las exportaciones a Estados Unidos, resultando su principal proveedor externo de metales.
Otra causa fue la reestructuración de la industria mexicana, motivada por un limitado suministro de importaciones manufacturadas que significó una virtual desaparición de la competencia externa para la industria nacional y el aumento en la demanda externa de algunos productos industriales.
Este proceso económico implicó un cambio sustancial en el patrón de acumulación de capital en México, que relegó a la minería de exportaciones a un segundo plano. Este viraje ha sido caracterizado como una transición del modelo agrominero exportador al de industrialización mediante sustitución de importaciones.
En la década de los cincuenta, la minería entró en una etapa de estancamiento notable, enfrentada al nuevo modelo de desarrollo económico que permitía ventajas a la industria manufacturera.
Sana rectificación. No se deje confundir, estimado lector de este prestigiado diario, no hay ninguna expropiación de la línea ferroviaria en la vía transístmica en el sureste mexicano, que traerá grandes beneficios a la población de todo el país, no únicamente a los pobladores de la región.
La indemnización de 9 mil 500 millones de pesos (527 millones de dólares) que pretendía recibir Larrea por devolver a la nación algunos tramos de Ferrocarril del Sureste, que sepa usted se pagó por la concesión 322 millones de dólares, para 1 mil 479 kilómetros de vías por 50 años, López Obrador intervino solo 120 kilómetros de esa vía, no expropió nada, ya que las concesiones son otorgadas por la nación.
Garantiza tener todo el circuito Tren Maya y los trenes de Guatemala a Ixtepec, de Salina Cruz a Coatzacoalcos del transístmico.
Seguro Germán Larrea, con esos 9 mil millones de pesos trataría de comprar Banamex, acostumbrado a que los mexicanos paguemos sus negocios: con AMLO no funcionan estas triquiñuelas.
Veremos qué tanto la ciudadanía ha aprendido a diferenciar en transformaciones. Toca a los mexiquenses y coahuilenses decidir en las votaciones.