Escuchar razones. Lo neoliberal no comprendió
Riqueza no vista. A finales de 1991 se convoca en Veracruz a comunidades ejidales para realizar un foro para los cambios a la Ley Minera, con la sospechosa finalidad de escuchar sus propuestas para cambios en la legislación.
Elaboramos propuestas en conjunto con ejidos del estado de Zacatecas que tenían proyectos de extracción de minerales, principalmente minerales no metálicos (rocas dimensionables y arcillas), también, beneficios por el usufructo de sus tierras en la superficie en sitios donde existían concesiones.
Con malestar de algunos empresarios mineros, se logró que les dejaran a las comunidades, en la ley, la posibilidad de la extracción de los minerales no metálicos, sin incluir en la legislación, la forma en que se podría apoyarlos.
Respecto a beneficios económicos: a la Secretaría de Economía se le atribuyó en el artículo 7, párrafo II, elaborar y dar seguimiento al programa sectorial en materia minera y coordinar el trabajo y la evaluación, así como dar seguimiento a los programas institucionales, regionales y especiales de fomento a la pequeña y mediana minería y al sector social.
En el sector social no se cumplió nada y a los pequeños mineros escasamente alguna política de apoyo que señalaba el artículo 8; la secretaría formula los programas de fomento a la pequeña y mediana minería y al sector social, señalados en la fracción II del artículo anterior, y coordina las acciones necesarias para su ejecución.
De tal forma que las compañías mineras nacionales de metales no ferrosos empezaron a realizar alianzas con inversiones de compañías mineras mundiales, principalmente de Estados Unidos, Canadá y Japón. Los volúmenes de producción se incrementaron en los minerales preciosos para mantener sus costos de producción que se vieron impactados por el descenso en las cotizaciones del oro en más de 30 por ciento del valor, de 400 USD en 1997 a 275 USD en el año 2000.
A partir del 2002 se empezó a experimentar el alza de los metales, por los efectos del conflicto bélico del medio oriente entre Irak y el grupo de países aliados, encabezados por Estados Unidos, además, lo que se inició con las empresas “mexicanizadas” en las redes del capital financiero internacional y para prolongar el control extranjero sobre el sector, bajo nuevas modalidades.
Tómese en cuenta que tanto los inversionistas nacionales, como las instituciones financieras y el propio Estado, recurrieron a préstamos de diferentes organismos foráneos, fundamentalmente de los Estados Unidos, para hacer frente a sus compromisos de compra-venta e inversión. Lo mismo ocurrió en relación con la tecnología, el cambio en la propiedad de las empresas mineras no implicó en absoluto el relajamiento de la dependencia tecnológica externa del sector.
La llegada de inversiones extranjeras con empresas de Canadá, Estados Unidos y últimamente China, empezó a crear conflictos con empresas mineras mexicanas, que bastante lejos está por lo expuesto por algunas tesis académicas y artículos de la UAZ y prensa, acerca de que Carlos Salinas ayudó a que existieran monopolios de los empresarios como Alberto Bailleres, Carlos Slim y otros.
Al contrario, los grandes empresarios mineros, tarde se dieron cuenta de que llegaba una competencia muy intensa a la que tuvieron que contrarrestar como los empresarios auténticos que son.
Con Ernesto Zedillo y Vicente Fox, a Jorge Larrea se le favoreció con la disminución de costos en la venta de las compañías de cobre.
Hablando de. Se demuestra que sin que haya desvíos y privilegios, los empresarios saben que, cuando no son presionados por políticos corruptos, su situación mejora, protegiendo sus inversiones e ingresos.
En días pasados, Rolando Vega Sáenz, presidente del Consejo Mexicano de Negocios (CMN), reveló que le presentaron al presidente Andrés Manuel López Obrador proyectos de inversión por alrededor 30 mil millones de dólares este año.
Además, comentó que “Va bajando la inflación, que se están creando empleos y que ha bajado el desempleo. En términos generales, tenemos una economía estable, un control de déficit, un Banco de México autónomo y en el futuro el tratado de libre comercio. Los empresarios estamos tranquilos”.
Estos empresarios sabrán de la encuesta realizada por el Centro Eugenio Garza Sada, de la opinión de población entrevistada, que el 45 por ciento de los mexicanos considera a los empresarios responsables de la falta de empleo, de la contaminación, de la desigualdad y de la crisis.
Nosotros sabemos de la importancia empresarial.