Francisco Larroyo, el gran filósofo zacatecano de la educación en México
Francisco Larroyo (1908-1981), el excepcional zacatecano considerado como el más connotado filósofo de la educación en la segunda mitad del siglo 20 y precursor de la profesión universitaria de la pedagogía en México, cumplirá en un mes el 115 aniversario de su nacimiento. Reconocido por su imperecedera obra como un personaje de prestigio universal, pero olvidado en su tierra de origen y en su patria chica. Una verdadera paradoja.
Francisco Luna Larroyo, su auténtico nombre, enriqueció durante décadas la educación en la República Mexicana, con extraordinarios aportes, con innovaciones, con la creación de instituciones, con investigaciones trascendentes en las ciencias sociales, con una producción bibliográfica incomparable, con ideas filosóficas de frontera y con iniciativas académicas que han perdurado a través del tiempo.
Originario de Jerez, influido y heredero del legado cultural del Ateneo de la Juventud, al que pertenecieron José Vasconcelos, Antonio Caso y Alfonso Reyes (entre otros), Larroyo se desempeñó como director de educación superior en el país (1947), titular de enseñanza Normal, presidente de la Comisión de Libros de Textos de la SEP, cabeza del Instituto Nacional de Pedagogía y director de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, institución que modernizó. Nada más (pero nada menos), al que se suman muchas otras responsabilidades.
Con maestría y doctorado en Filosofía por la UNAM y adicionalmente con una maestría en Educación, Francisco Larroyo estudió también en las Universidades de Berlín y Colonia (Alemania), país en el que tuvo la oportunidad de asistir a clases, sesiones y conferencias impartidas por filósofos como Heinrich Rickert, Edmundo Husserl, Johannes Hessen, Augusto Messer y muchos otros.
En su época como director de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en la década de los cincuenta del siglo pasado, Larroyo creó los cimientos en México de la carrera y profesión de la pedagogía. Implementó, a partir de entonces, la licenciatura, maestría y doctorado en pedagogía, con la finalidad de estimular la investigación científica en materia educativa.
Experto en temas sobre valores educativos, Larroyo recibió también la influencia de pensadores alemanes como Johan Fichte (1762-1814) y Wilhelm Dilthey. El primero argumentó que “sin pedagogía, la filosofía no tiene racional comprensión”; y el segundo afirmó que “la última palabra de la filosofía es la pedagogía”.
Larroyo representó y consolidó en nuestro país la escuela (de Marburgo) del pensamiento neokantiano, al recordarnos que el filósofo Immanuel Kant fue el primero en la historia universal de las ideas quien problematizó y explicó la relación entre sujeto/objeto, determinando que es el objeto quien gira alrededor de las normas y los conceptos que se desprenden de la acción del sujeto.
Por si fuera poco, Francisco Larroyo en su vida académica registró una vasta y rica producción editorial de libros que durante años se han constituido en fuente imprescindible de consulta para la formación de profesionistas universitarios y egresados de las escuelas normales del país.
Nuestro personaje que nació en una comunidad de Jerez y de niño emigró con su familia a la capital de la República, es igualmente reconocido como el precursor de la Pedagogía Social en México, entendida ésta como una parte de la política educativa nacional.
Francisco Larroyo cuenta con merecimientos suficientes para reivindicar su obra y colocarlo como un ejemplo que enorgullece la vida y la historia de Zacatecas.
La obra literaria de Larroyo
En su vida profesional como filósofo, educador, científico social y servidor público, Francisco Larroyo produjo más de 30 libros, todos ellos convertidos a través del tiempo en obras memorables.
Quienes cursamos la licenciatura en Educación en una Escuela Normal (como su servidor), podemos recordar algunos de sus emblemáticos textos, entre otros, los siguientes: Historia Comparada de la Educación en México, Historia General de la Pedagogía, La Ciencia de la Educación y Vida y Profesión del Pedagogo.
El nacimiento del filósofo
Francisco Larroyo nació el 30 de noviembre de 1908. Y hoy, en una época de crisis y degradación, podemos decir que Zacatecas ha aportado grandes personajes que han engrandecido la vida cultural de la República. Y aquí tenemos un ejemplo y una muestra más de ello.