Este jueves, Eduardo Guerrero, columnista de El Financiero, comentó las estrategias de seguridad que se implementaron en los últimos tres sexenios del país, liderados por Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y, actualmente, Andrés Manuel López Obrador.
Respecto al gobierno del panista Felipe Calderón, Guerrero consideró que el expresidente plantó cara al crimen organizado al declararle la guerra. Explicó que lanzó una estrategia muy agresiva en un intento por desarticular a estos grupos, pero fue precipitada, apuntó en el EF Meet Point Virtual ‘Estrategia nacional de seguridad, ¿cómo vamos a la mitad del camino?’.
Dicha estrategia de fragmentación, recomendada por la DEA, provocó que los grupos criminales «se comieran» a las policías locales.
“Aunque hubo una buena intención del presidente Calderón en la fragmentación, terminó como un fracaso rotundo dando resultados tan nefastos que tuvimos en el aumento de homicidios y de muchos otros incluido la extorsión”, añadió el columnista.
Guerrero enfatizó que durante el último semestre de 2011, los operativos militares en el noroeste del país impactaron a los zetas y esto logró reducir los homicidios en la región.
Por su parte, de Enrique Peña Nieto, Guerrero mencionó que el exmandatario llegó al poder con una tasa de homicidios a la baja, y por confiarse, la tendencia aumnetó en 2014, casi al mismo tiempo que cuando se registró la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
“El último año de Peña Nieto es terrible, porque el homicidio crece casi 20 por ciento. Entonces ubica ya los niveles de homicidio en niveles inéditos en México, ni siquiera con Calderón habían llegado a ese nivel, que es como los tenemos ahorita”, apuntó.
Por último, el columnista habló del morenista López Obrador, dijo que llegó con buenas intenciones, con la “decisión temeraria” de eliminar la Policía Federal y crear la Guardia Nacional.
“Entonces activistas de los derechos humanos alzan la voz y alertan sobre una posible violación masiva de derechos humanos con la creación de esta guardia. El presidente toma esa recomendación muy en serio y da una instrucción a la Guardia Nacional para que no participe, y también el Ejército y la Marina, se abstengan lo más que puedan de involucrarse en confrontaciones abiertas con los grupos criminales”, agregó.
Lo anterior, ha llevado a que haya tasas bajas en el involucramiento de las fuerzas armadas en masacres, explicó.
Sin embargo, en esta última estrategia, el riesgo radica en que pueda haber corrupción en el Ejército, la Guardia Nacional y la Marina, por los ‘encargos’ del Gobierno federal a estas fuerzas, finalizó Guerrero.
Con información de Eduardo Guerrero, columnista de El Financiero.