En la cuarta ola de Covid-19, la diferencia la marcará el uso de cubrebocas, estima Malaquías López, jefe de la Unidad de Proyectos Especiales de Investigación Sociomédica de la Facultad de Medicina de la UNAM.
El Instituto de Métrica y Evaluación en Salud (IHME, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Washington estima que en un escenario inercial, las muertes acumuladas por Covid-19 al 1 de marzo de 2022 ascenderían a 560 mil casos, cifra que considera las muertes no declaradas.
En un escenario en donde el uso de mascarilla es generalizado y se mantienen las medidas de sana distancia, los decesos sumarían 554 mil casos; mientras que en el peor de los escenarios, las muertes acumuladas por Covid-19 ascenderían a 630 mil casos, lo que representa un incremento del 58 por ciento con respecto a la cifra registrada hasta el 22 de noviembre.
Ese extremo ocurriría sólo si aparecieran variantes que se propagaran dos veces más rápido, de lo cual no hay indicios hasta ahora, aunque la aparición de nuevas cepas es factible mientras no se controle el virus; si todas las personas dejaran de usar mascarilla, y si la movilidad aumentara.
Para Malaquías, lo que estos datos de la Universidad de Washington dicen es que la falta del uso de cubrebocas va a permitir que el contagio llegue a personas que todavía pueden tener un daño importante por la infección.
«Y esas personas son los de mayor edad que no se han vacunado», sostuvo.
El especialista en Salud Pública llamó también a acelerar la vacunación entre jóvenes, porque son ellos los que están «haciendo la transición».
Ante ello, llamó a la población a no relajar las medidas de prevención, toda vez que, consideró, las decisiones tomadas en torno a la pandemia se basan en criterios políticos y no epidemiológicos.