SOMBRERETE. Aunque es un pueblo casi fantasma, los pocos habitantes que quedan en Estación Frío, se emplean en las dos pequeñas minas que siguen dando vida y economía a este lugar ubicado a aproximadamente 30 minutos de la cabecera municipal, y cuya actividad comercial acabó tras la ausencia del tren.
En ambas minas se explota la fluorita y llegaron a ofrecer hasta cien empleos cada una en sus mejores tiempos; no obstante, que la actividad disminuyó tras la pandemia de la COVID-19, por lo que en la actualidad hay en una 33 empleados y en otra 50.
La fluorita se explota en diversos tamaños, que se comercializan hasta para diseño, como piedras preciosas en Gómez Palacio Durango, de donde es el dueño de la mina, además de Ciudad de México y otros estados del país, y su venta se cotiza en dólares por la belleza de la misma.
Don Nicolás Ruvalcaba, superintendente de Operaciones de una de las minas, informó que la minería mantiene vivo a este pueblo, antaño próspero por el paso del tren. De tal forma que ahora, las dos pequeñas minas otorgan los empleos que mantienen el movimiento económico como de gente.
En las minas, una conocida como Josefina y Chiribel, donde labora don Nicolás, y otra, la Betlacala, la gente, por lo regular, trabaja de las 8 a las 16 horas de lunes a viernes, horarios en los que realizan una molienda, como le llaman, de entre 40 y 50 toneladas diarias.
Explicó que todo el mineral se procesa en quebradoras, donde se hace la trituración de la fluorita, que se hace a diversos tamaños, según el uso que se le vaya a dar, puesto que sirve, incluso, para hacer talco, además de pasta de dientes, para la creación de aires acondicionados, elaboración de explosivos, cemento y pinturas.
También tiene uso especial en la industria, en la que sirve como fundible en la metalurgia del hierro y del acero.
Las piedras de tamaño grande o mediano se dividen en gemas y los coleccionistas saben que por adquirir una deben pagar desde los 20 hasta los 100 dólares, si no es que más, dependiendo del tamaño de la roca.
También se utiliza como fuente de flúor y ácido fluorhídrico, además, en el esmaltado de la cerámica y en la fabricación de algunos tipos de vidrios ópticos.
Como adornos, la belleza de este mineral, en color verde fluorescente y sus caprichosas figuras que le dan una atracción inigualable, es muy preciado, también, por los coleccionistas y por los museos, y es por ello que también su venta se valora en dólares, no en pesos.
De esta manera, las pequeñas empresas mineras permiten que en Estación Frío se muevan camiones con gente todos los días, de los trabajadores que no solo son de este mágico lugar, sino de otras localidades como Álvaro Obregón, Barajas, El Arenal, Estación Zapata, Barajas y Luis Moya.
Josefina y Chiribel opera desde hace tres años, en tanto Betlacala fue abierta hace seis años.