El desabasto de medicamentos continúa como un problema que aqueja a los zacatecanos ya que, además de poner en riesgo su salud, afecta a su economía. Medicamentos psiquiátricos, de tuberculosis, entre otros, son algunos de los que más preocupan a los derechohabientes del IMSS y a los usuarios de los Servicios de Salud de Zacatecas.
Con casi cuatro semanas de ir y venir, de hacer reclamos y prácticamente pelear con los farmacéuticos y los directivos del Hospital General de Zacatecas (HGZ), un medicamento controlado para Yolanda, de 72 años, quien padece fuertes dolores por desgaste en la columna, sigue sin obtenerlo.
Lo anterior, pese a que el médico que le atendió afirmó que, en unas tres semanas, luego de comenzar la medicación, comenzaría a obtener efectos de control ante los dolores que en ocasiones se tornan insoportables para la paciente.
El médico que la atendió explicó que, de no encontrarse el medicamento en el hospital, habría qué acudir a la dirección para conseguir un sello, con el que en las farmacéuticas privadas se podría conseguir.
Al realizar un recorrido por varias, expusieron que el costo de la medicina amitriptilina oscila entre los 160 y 200 pesos, ella considera que no es muy costosa; sin embargo, es de uso controlado y, por tanto, ha sido un verdadero viacrucis conseguirla en las farmacias que afirman que la receta expedida desde la computadora no es más que “un vale” que no tiene validez en las farmacias.
Al intentar resolver el problema, se acudió nuevamente a la dirección del Hospital, donde ya en dos ocasiones se ha buscado hablar con el director del nosocomio, que no se ha podido encontrar en la oficina.
Ante ello, personal cercano intentó resolver, pero garantizando que jamás habían tenido ese tipo de problemas y que sin embargo tratarían de remediar otorgando otra receta escrita a mano, que, a decir de los farmacéuticos particulares, no tiene tampoco ninguna validez y, por tanto, aunque tuviera el sello, debería tener el nombre del médico que la expide.
De hecho, al presentarla en la farmacia donde se expende el medicamento controlado, advirtieron que, si es una receta escrita a mano, no será validada para surtirla. Yolanda en tanto, sigue padeciendo los dolores que no ha podido controlar, debido a cinco hernias de disco y colapso de algunas vértebras.
Tuberculosis
El desabasto de medicamentos para el tratamiento de la tuberculosis desde hace meses en clínicas públicas ha provocado la desesperación de una mujer, quien deberá desembolsar una cifra considerable para comprar tan solo una caja del fármaco que requiere.
Señaló que, desde diciembre del año pasado que fue diagnosticada con tuberculosis hasta finales de este mayo, no ha podido obtener el medicamento Dotbal, cuyo acceso debería ser gratuito.
Aludió que desde su diagnóstico ha atravesado por una serie de adversidades debido a problemas administrativos, como ha sido la realización de una biopsia, la cual fue postergada en tres ocasiones, así como la entrega de los análisis necesarios para su realización, los que se supone estarían listos de cinco días a un mes, pero que fueron entregados hasta dos meses después de lo previsto.
Lo anterior sucedió en la Clínica Número 1 y el Hospital General del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde el área de epidemiología ha negado el medicamento debido al desabasto, el que aseguran es un “problema federal”.
“Ando buscando en otros lados para comprarlo y pues cuesta 5 mil 500 pesos la primera caja”, explicó la mujer, cuyo tratamiento deberá durar un año.
Psiquiatría
Gabriel lleva un tratamiento para la salud mental que inició en el sector privado desde hace tres años, pero que por motivos económicos decidió seguir en el IMSS hace algunos meses.
Al ser un tratamiento psiquiátrico, su doctor le encargó que fuera muy cuidadoso con la medicina, ya no es recomendable suspenderla, sin embargo, al intentar surtir su receta de Clonazepam y Sertralina, le dijeron que no había de ésta última y le pidieron que regresara en cinco días “a ver si para el viernes ya nos llegó”.
El medicamento indicado para tratar la depresión y la ansiedad se vende en las farmacias privadas a un precio superior a los 300 pesos, aunque no es difícil de conseguir, representa un gasto extra para Gabriel.
“Ahora todo está más caro, inicié el tratamiento en el IMSS porque era muy caro pagar las consultas en el sector privado, y ahora me encuentro con esto, por fortuna ahora sí tengo para pagar, pero me pongo a pensar ¿qué pasará si algún día no tengo el dinero y no hay medicina en el IMSS?, ¿qué pasa con la gente que lleva su tratamiento y que no tiene dinero? Es medicamento que no se puede suspender. Uno no puede esperar cinco días a que se surta”.