Ciudadanía Digital
Parte 2
Lo prometido es deuda y en esta colaboración, que es la última del año 2023 -antes de entrar en receso por las fiestas decembrinas- abordaré la parte final de la ciudadanía digital.
La base sobre la cual se sostiene la ciudadanía digital son las tecnologías de la información y comunicaciones, que, como se ha mencionado con anterioridad, ha detonado transformaciones disruptivas, es decir, rompió todos los esquemas de comunicación, interacción y comportamiento de las personas conocidos hasta antes de la penetración masiva de Internet en nuestra existencia.
Si bien es cierto, puede prevalecer la idea de que no existen límites relacionados con nuestras interacciones en la web, esto no es así.
Ser una persona digital significa no solamente acceder a Internet, hacer uso de las plataformas, redes sociales, realizar compras electrónicas y toda la gama de actividades asociadas. Implica tener y gozar de derechos humanos en este entorno, entre ellos, el acceso universal a Internet, derecho a la seguridad, a la privacidad y protección de datos personales, a la participación política, a la libertad de expresión y a la desconexión digital, entre otros. Estos derechos, denominados de cuarta generación, aún se encuentran en construcción.
En tal sentido, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en su documento denominado “El enfoque de derechos humanos y ciudadanía digital en la ciudad, conceptos y propuesta”, apunta lo siguiente en torno a esta construcción:
“En el camino a la institucionalización de estos derechos, Riofrío (2014) propone que existen cinco características del mundo digital que deberían ser tomadas en cuenta a la hora de elaborar, en términos jurídicos, los derechos digitales: 1) es un mundo de exposición; 2) es un mundo reflejo de la realidad; 3) carece de espacio físico, de materia; 4) el tiempo digital existe, pero es relativo, y 5) ahí existe un amplio espacio de libertad y de responsabilidad, con ciertos matices que lo distinguen del mundo real. El autor también establece que se deben distinguir distintos contextos comunicativos: 1) de veracidad y de falsedad; 2) de exposición y de privacidad; 3) de lucro y de gratuidad; 4) de mera información y de otros servicios, y 5) los comunes y los especializados”. (CEPAL, 2022)
Lo cual significa, que si bien los derechos de las personas se trasladan a los entornos digitales, existen características específicas del ciberespacio que ameritan un tratamiento determinado y por supuesto, cada derecho, supone en contraparte, una obligación o responsabilidad.
Algunas de estas obligaciones se relacionan con evitar la discriminación hacia otras personas; respetar la privacidad de otros, lo cual se constituye en un reto mayúsculo ante la poca relevancia que parecieran otorgarle los usuarios de la web al tema; todos los ciudadanos digitales merecen respeto; se deben evitar los comentarios ofensivos y obscenos y, toda aquella conducta que contravenga los derechos de las personas en el entorno digital, no solo puede, sino que debe ser denunciada.
Actualmente, las plataformas cuentan con mecanismos de denuncia para regular estas conductas por parte de los usuarios, pero, de igual manera, existen los mecanismos e instituciones legales garantes de estos derechos en la web.
En suma, existe una obligación por parte de los ciudadanos digitales, de contribuir a la generación de entornos seguros, confiables, de sana interacción, intercambio respetuoso de ideas y un comportamiento responsable.
¿Qué se necesita para esto? Sin duda educación digital y con ello no solamente se hace referencia al hecho de saber instalar y utilizar aplicaciones, realizar búsquedas o compartir contenidos, sino también conocer formas de navegar de manera segura, aplicar medidas de protección a la privacidad, discernir entre contenidos falsos y de fuentes confiables, evitar la propagación de rumores o información dudosa, participar activamente en comunidades digitales de conocimiento y, ante todo, saber aprovechar las bondades que ofrece el mundo digital para involucrarse en la toma de decisiones públicas relacionadas con su bienestar y acceso a mejores condiciones de vida. Y tú ¿conoces tus derechos como ciudadano digital?
¡Felices fiestas!