Espiritualidad en los tiempos de Internet, ¿Es posible?
En la era de Internet, marcada por la inmediatez, la sobremodernidad y el ‘no lugar’ citando al antropólogo Marc Augé, todos somos viajeros que convergemos en un espacio que es ‘no lugar’: la web. Para Augé, los ‘no lugares’ son espacios de situaciones inestables y tránsito ininterrumpido, allí donde el encuentro con el otro es casual, infinito e inesperado. (Antropomedia, 2017)
Si bien la interacción de las personas en el ciberespacio puede dar origen a vínculos profundos, no casuales y por lo tanto constituirse en un lugar, también es real que la principal característica de los intercambios en la red consiste en la exposición de imágenes o texto para exaltar a la persona, pero continúa, desde esa perspectiva, siendo un espacio vacío.
En Internet encontramos todo tipo de contenidos con los cuales podemos hacer clic o no, interesarnos o no, la gran cantidad de información que está a nuestro alcance, puede llegar a producir una sensación de agobio y saturación, un ruido extremo que procura la conexión con miles de personas del mundo entero, pero que se contrapone a la conexión con el ser interior.
En una época en la cual el individualismo, la valoración exacerbada de las posesiones materiales, su exhibición en las redes sociodigitales, la proyección de la imagen perfecta, tener miles de seguidores y likes, mantenerse ocupados 24/7, marcan la pauta del éxito y el estatus de las personas y, en tal contexto, resulta necesario preguntarse si es posible conciliar todo ello con la espiritualidad.
En ese sentido, es preciso puntualizar que al hablar de la espiritualidad no me refiero a la práctica de algún credo o religión, que si bien pueden encontrar en determinado momento un punto de convergencia, ni toda práctica religiosa es precisamente espiritual, ni toda espiritualidad es religiosidad. El concepto para efectos de esta colaboración, alude a esas aspectos que refieren a la vida interior de las personas sean o no religiosas, la paz interna, la sensación de completitud.
El tema de la espiritualidad también ha sufrido una distorsión a partir de la existencia de Internet, ya que, como refiere Fray Abel de Jesús, autor del libro Internet y vida contemplativa: Como hacer que tu espiritualidad sobreviva en la era digital, no es un medio, sino un continente, un modo de existir en el mundo que condiciona sistemáticamente, nuestra forma de percibir la realidad y por supuesto, de actuar, por lo cual, subraya la importancia de entender qué está haciendo la web con nosotros. (Fray Abel de Jesús, 2022)
Por otra parte, circulan por la red miles de contenidos, videos cortos y otros, que nada tienen que ver con esta. Sin embargo, también existen materiales creados por personas especializadas en estas temáticas, que dan cuenta de que no sólo es posible conjugar esta manera de ir por el mundo virtual con el ser espiritual, sino que las propias tecnologías y aplicaciones pueden ser utilizadas para promover un estilo de vida en el cual se trascienda de lo meramente físico y material.
En redes sociodigitales como YouTube se pueden encontrar meditaciones guiadas por expertos que han visto en las nuevas formas de comunicación digital, una oportunidad para hacer llegar a miles de personas, este tipo de materiales orientados a brindar ayuda a quienes experimentan etapas de su vida marcadas por crisis emocionales y existenciales que solamente pueden ser resueltas a partir de la introspección y la conexión con el ser, pueden tenerlo todo y aun así, abrigar un vacío nocivo en su existencia, no encontrar un sentido ni dirección.
Proliferan en la red, influencers o coach que prometen transformar la vida de las personas que acepten seguir sus consejos o tomar sus cursos ‘gratuitos’, para todos gustos hay una oferta específica, solamente que se recomienda ser cautelosos con este tipo de ofrecimientos.
Al respecto, el filósofo coreano Byung-Chul Han hace un llamamiento a abandonar la hiperactividad propia de la interacción en la web y recuperar así, el sentido de la vida, ya que como refiere en su obra ‘Vida contemplativa’, ‘La vida solo recibe su resplandor en la inactividad’ (Alberti, 2023)
Es posible cultivar la espiritualidad con y a pesar de Internet.