SECRETARIO ENDEUDADO

Hay una razón de peso para explicar la desfachatez de Uswaldo Pinedo, quien se aferra a dobletear salario y funciones entre la Secretaría de Salud que dirige y el sindicato del IMSS. Aunque el también licenciado en Derecho lo niegue, información oficial del mismo instituto reconoce que se le dio licencia “con salario íntegro”. Y hasta el secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social, Arturo Olivares Serna, abogó por él. ¿Pues qué tanto le deben? En realidad, el que tiene la deuda es Pinedo Barrios. Dicen las malas lenguas que en la caja de ahorros del sindicato pidió un muy cuantioso préstamo (arriba del millón de pesos) y ahora necesita más dinero para pagar, eso sí, sin sacrificar su estilo de vida. Y como para gandallas no paramos, qué mejor que le descuenten de un salario adicional al de la Nueva Gobernanza. “Ahí que se vayan cobrando”.

 

PAGOS, POR TÓMBOLA

Ahora que la Nueva Gobernanza advierte el peligro de no pagarle a tres de cada 10 maestros, surge el problema de cómo decidir a quién sí y a quién no. No es un asunto sencillo. O que le pregunten a Marco Vinicio Flores quien, cuando dirigía el Issstezac, decidió pagar las pensiones más bajas ante la falta de liquidez, pero eso no lo libró de recomendaciones de Derechos Humanos. Entonces, ¿la prioridad de pagos en el magisterio se hará por antigüedad? ¿orden alfabético? O al estilo de la 4T: ¿por tómbola? Y por si no le toca, que ni se le ocurra protestar. Eso les “recomendaron” la Sefin a los líderes sindicales.

 

SOBRADOS DE EGO

A pesar de la situación y de que apenas estrenan general, hay por lo menos dos perfiles en la SSP que creen tener las canicas suficientes para dirigir la dependencia. Uno es Manuel Flores Sonduk, del Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública, quien aún sueña con tener el cargo; el otro es el recién nombrado subsecretario de Operación Policial, Óscar Alberto Aparicio Avedaño. A este último, el entonces gobernador electo de Tamaulipas, Américo Villarreal, le había prometido la Secretaría de Seguridad de su estado. Incluso anunció que así lo haría, pero a la mera hora se le rajó y designó a otro. Desde entonces, Aparicio cree que por justicia ya le debería de tocar. Habrá que ver cómo el titular de la SSP, Arturo Medina Mayoral, controla los egos.

 

NO LO CORROMPIERON

Tiró la toalla un funcionario más del gabinete de Humberto Salazar en Jerez. De tantos que son ya ni sorprenden, pero sí las razones que tuvo para renunciar. Se dice que Jaime Ambriz Moreno dejó Desarrollo Económico y Social porque no quiso someterse a las órdenes y caprichos del director de Obras Públicas, Alfredo Marín Luna, ni del asesor José Alonso Sánchez, El Bolillo. Estos querían controlar la asignación y contratos con proveedores. “Usted nomás fírmele”, le decían a Ambriz, quien prefirió salir corriendo antes que meterse en una broca. Y es probable que caigan más renuncias, porque a Humberto le recomendaron dar nombramientos por seis u ocho meses, uno o dos años, según el grado de confianza. Hay una lista de quienes ya caducan este 16 de marzo, entre ellos Teresina Casas Castro, del Inmuje.

 

GRANDES PENDIENTES

Se acumulan auditorías pendientes de las pasadas administraciones de Río Grande. Las más graves, advierten las serpientes, corresponden a Julio César Ramírez El Campe, quien gobernó de 2018 a 2021. Trae observaciones de la Función Pública por el manejo de programas con la Conagua. El actual alcalde Mario Córdova no supo qué responder ante los señalamientos contra su antecesor. Y los que vienen.


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