ZACATECAS. Desde el rincón más profundo de la concha acústica hasta la parte más alta, donde están los tramoyistas, el Teatro Fernando Calderón está lleno de vida e historia, que narra don José, personaje interpretado por José Antonio Rocamontes de La Peña, arquitecto que restauró el recinto en 2008.
Resurgido de las cenizas, este espacio cultural se construyó en 1891, luego de que se quemara el inmueble llamado El Coliseo, previo a una función de circo.
A pesar de que su edificación finalizó en 1897, el Teatro Fernando Calderón terminó severamente dañado durante la Toma de Zacatecas a principios del siglo 20. Luego lo intervinieron en su totalidad en 2008, explicó don José, velador del teatro. A partir de ese instante comienza un verdadero viaje por el tiempo.
Aventura en el pasado
Haciendo ruido con su bastón y con sus botas, don José sale todo apurado del cuartito que usa para descansar con el fin de recibir a quienes se reúnen a conocer la historia del Teatro Fernando Calderón.
A paso lento, pero muy emocionado, don José y sus acompañantes acuden al área de butacas del primer piso hasta adentrarse al escenario y ahí explica el proceso de restauración.
Luego avanzan hasta los camerinos y vestidores, que están fríos como una nevera. Por ello, sin perder el tiempo arriban a la concha acústica, donde se colocan las orquestas y que está ubicado en la parte trasera baja del escenario.
Retando a los más valientes, don José lleva a sus acompañantes hasta la parte alta del teatro por unas estrechas escaleras. Aunque no es todo, pues este personaje da santo y seña del Teatro Fernando Calderón, pero para eso hay que visitarlo cuando hace sus recorridos, cada sábado.
Detrás del personaje
Don José es personificado por Rocamontes de La Peña, un hombre originario de Coahuila que tomó a Zacatecas como su hogar y que estuvo a cargo del teatro de 2008 a 2012.
El arquitecto llegó al estado a finales de los años 80 como encargado de un departamento gubernamental federal de construcción de escuelas y su condición para venir fue que se le permitiera seguir haciendo teatro, lo cual le concedieron.
Por lo anterior continuó con su carrera teatral e incursionó en la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) como responsable de la Unidad de Construcción del campus Siglo 21, cuyos trabajadores y alumnos aportaron para la creación de don José, un velador que contaba la historia de los lugares donde trabajaba.
Rocamontes de La Peña fue colaborador en la Escuela de Artes, de la máxima casa de estudios, y su trabajo como arquitecto garantizó la vida del Teatro Fernando Calderón por lo menos por 50 años más, y como actor por muchas décadas más al mantener viva la historia con su recorrido por las entrañas del recinto cultural.