MADRID. La tarde resultaba fría, igual que el clima de Madrid. Muy poco contenido en los tres primeros toros, pobre el juego de los Jandilla.
Cuando todo apuntaba para que ese fuera el tenor del noveno festejo de abono de San Isidro 2023, saltó a la arena Rociero, de 515 kilos, que a la postre fue el toro más potable de la corrida, tuvo mucha calidad, nobleza y permitió cuajar a Sebastián Castella una de sus faenas más importantes de Madrid.
Cautivo y con señorío ha deletreado el buen toreo, y sin duda, los naturales, han sido de antología. La Puerta Grande plagada de justicia para Sebastián Castella que ha tenido una salida multitudinaria de la Catedral del Toreo.
Manzanares dejó lo mejor con el primero de su lote, un animal que transmitió mucho por el pitón derecho. Saludó una ovación. Silenciado en su lote fue Pablo Aguado, firme y voluntarioso toda la tarde, pero sin opciones de que sus trasteos tuvieran eco en el tendido.
Abrió plaza Histérico, 530 kilos, para el torero francés Sebastián Castella. Qué poca fuerza ha tenido el toro, perdiendo las manos, soso y deslucido. Fue complicado que se mantuviera el toro en pie, y eso a la postre no pudo acompañar la faena de Castella que buscó las vueltas por ambos pitones. Aguantó Castella, que al final pudo lucir en una serie con mando por pitón derecho. La faena ha sido larga, precisamente porque no cesó en su afán de agradar el torero francés. Silencio tras estocada efectiva.
El segundo, Lodazal, de 525 kilos, del hierro de Jandilla, para José María Manzanares, quien ha estado breve con el capote.
Apenas en los primeros pases, el toro ya había perdido las manos, pero en una segunda serie demostró su fondo y regaló al torero alicantino buenos muletazos. Empeñoso el torero en el lucimiento bajaba la mano y el toro perdía las manos, ha buscado llevarlo más a media altura y funcionó al poder ligar una serie templada. Paciente ha sido Manzanares, que consiguió empaque y clase.
El tercero, Secretario, de 535 kilos, para Pablo Aguado que tuvo un buen saludo capotero. Muy templado está con él Pablo Aguado pero al doblar las manos el astado la faena del torero sevillano no ha llegado al público. Buenos muletazos le ha enjaretado, con un trazo excelente, pero el conjunto ha carecido de emoción. Estocada corta de buena colocación. Silencio.
El cuarto, Rociero, 515 kilos, segundo del lote de Sebastián Castella, que corrió la mando con mando por pitón derecho. El toro a la postre tuvo la movilidad que no tuvieron los otros, contó con la fijeza necesaria, y ese fue un gran punto, lo hizo bien el torero francés que esperó, prodigó una serie de cuatro lances, el cambio de mano y el de pecho para firmar. Por el izquierdo, quiso muy poco el de Jandilla y obligó a cambiar los procedimientos y a regresar a la senda derechista, y aquí en los tonos altos, nuevamente corrió la mano, lucimiento y empaque. Apostó otra vez por el izquierdo y esta vez rompió a más la faena con esos naturales con la hondura y profundidad que gustan en Madrid. Un péndulo y otra vez por el izquierdo, muy cerca, y despacio, para consumar su labor. Apostó y venció.
El quinto, Relojero, de 530 kilos, para José María Manzanares que deja un buen saludo capotero. El Algabeño, intentando retener al toro alejado de los terrenos de tablas, donde evidencia querencia. Disposición de Manzanares frente a un animal noble pero con poca raza y transmisión. Pinchazo y estocada arriba. Silencio.
Iralimpio, el cierra plaza para Pablo Aguado, dando un tumbo al picador Mario Benítez en el primer encuentro.. Le instrumenta algunos muletazos templados y de buen trazo pero era imposible conseguir un mayor lucimiento. Falla con los aceros el torero sevillano. Silencio tras aviso.
La jornada
Plaza de Toros de Las Ventas de Madrid. Novena corrida de toros de la Feria de San Isidro. Lleno de “No hay billetes”. Cinco astados de Jandilla y uno (6º) de Vegahermosa. El mejor, con diferencia, el 4º Rociero, bravo, encastado, con fondo y enclasado.
Sebastián Castella: Silencio y 2 orejas.
José María Manzanares: Saludos y Silencio.
Pablo Aguado: Silencio y Silencio tras aviso.
Foto: Manolo Briones