MANUEL IBARRA SANTOS
MANUEL IBARRA SANTOS

El suicidio de estudiantes y la sociedad enferma

La trágica muerte la semana pasada de un estudiante universitario de Medicina por suicidio encendió de manera angustiante las alarmas y convocó desde la contingencia a revisar con lupa qué están haciendo en Zacatecas las instituciones de educación, salud, asistencia y seguridad pública para proteger la vida de adolescentes y jóvenes, en el contexto de una sociedad dolida y enferma, producto de la violencia criminal, la pandemia sanitaria, la economía estancada y el impacto de la desigualdad y pobreza.

Ante el suicidio y muerte de jóvenes, todas las instituciones públicas quedaron en Zacatecas en el banquillo de los acusados, por no hacer absolutamente nada positivo.

El caso doloroso del deceso de Diego Emiliano, estudiante de Medicina (por muerte auto infligida), que es solo la punta de este fenómeno que marca con dolor a Zacatecas, debiese concitar a la acción para crear con responsabilidad planes y programas (hoy inexistentes) para prevenir las conductas suicidas entre adolescentes y jóvenes.

Y en este ámbito (aunque el fenómeno es multicausal), es pertinente impedir que las malas prácticas escolares, aunado a las conductas deshonestas, inmorales, autoritarias, inhumanas y soberbias de algunos académicos (disfrazadas de falaces actitudes de rigor académico), contribuyan a detonar más las conductas suicidas en los alumnos.

Es urgente diseñar planes y programas de prevención del suicidio, pero también necesario es actualizar protocolos escolares, reglamentos y la legislación en la materia, así como integrar contenidos curriculares apropiados.

 

El suicidio y sus indicadores

Es obligado actuar con atingencia, por la gravedad del fenómeno, más aún cuando Zacatecas registra altos índices de suicidios, colocándose en el lugar nacional número nueve (de 32), con una tasa de ocho suicidios por cada 100 mil habitantes, ubicándose por encima de la media en el país, según datos oficiales de la Secretaría Federal de Salud Pública.

El aumento de muertes por suicidios en nuestro estado ha tenido una tendencia exponencial. En el 2017 se registraron 100 casos, mientras que en el 2021 fueron 130. En menos de cinco años el fenómeno creció casi un 30 por ciento (fuente: Inegi). El confinamiento derivado por las medidas frente al SarS-CoV-2 detonó este problema de salud pública en la entidad.

La otra implicación negativa, asociada a la muerte por suicidios, es que el mayor porcentaje involucra como víctimas a personas en el rango de 15 a 29 años. Es decir, los adolescentes y jóvenes, conforman el segmento más afectado por este problema. Vivimos en una sociedad suicida.

En Zacatecas es obligación, por lo tanto, trazar políticas públicas de prevención del suicidio, porque no se le ha dado, hasta ahora, la importancia y el trato correcto.

 

El suicidio en mundo

La Organización Mundial de la Salud (OMS) documenta que en el orbe se registran en promedio al año 800 mil casos de suicidios, uno en promedio cada 40 segundos. En México son 23 al día. Asimismo, argumenta que este problema de salud se puede prevenir si se detecta con oportunidad y se le da el trato profesional adecuado.

La propia OMS describe algunas señales y factores de riesgo que de atenderse puede prevenir las conductas suicidas: 1).-Violencia intrafamiliar; 2).-Entorno social violento y consumo de sustancias psicoactivas; 3).-Problemas emocionales y de relación social; 4).-Desajustes cognitivos asociados entre otras cosas al descenso en el rendimiento escolar, al abandono familiar y/o a la pérdida de un ser querido; 5).-Trastornos por inadecuadas conductas alimentarias (ejemplo: anorexia y bulimia); y 6).-Acoso escolar, entre otros.

Por otra parte, cuando una sociedad experimenta, como en la actualidad, etapas de conflicto, de catástrofes, de violencia, de muerte, de restricciones económicas y de abusos, es probable que aumenten, también, las conductas suicidas entre la población.

 

Tiempo de actuar

Luego de la experiencia dolorosa vivida en la Unidad Académica de Medicina de la UAZ, con la muerte del estudiante Diego Emiliano, es tiempo de actuar con responsabilidad mediante la implementación de un vasto programa de prevención del suicidio en Zacatecas.


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