Ana Lilia González Moncada
Ana Lilia González Moncada

Redes sociales y democracia. Parte I

Hace unos días recibí una invitación del Instituto Electoral del estado para participar junto a tres especialistas y reflexionar acerca de una publicación del INE, titulada “Democracia y redes sociales”. El texto recopila una conferencia magistral dictada en 2022 por la periodista y escritora española Marta Peirano, el cual recomiendo ampliamente.

El tema es por demás pertinente si consideramos que buena parte de la vida de las personas tiene una extensión importante en el mundo virtual y que en la actualidad es difícil pensar en un tema o ámbito de la existencia que no haya sido afectado por la tecnología, incluida la democracia.

El punto de partida de nuestras reflexiones fueron las cifras actuales del uso de internet tanto en el mundo como en el caso particular de México, donde ha crecido de manera significativa en los últimos 8 años hasta llegar a alcanzar 96.87 millones de personas, lo cual representa el 80.80 por ciento de la población de 6 años o más, esto de acuerdo con datos del estudio No. 19 de Hábitos de los Usuarios de Internet en México 2023, elaborado y publicado por la Asociación de Internet MX y la firma Knowsy AI. (Riquelme, 2023).

Peirano, por su parte, expone en su conferencia algunos aspectos importantes en torno a las redes sociales, sobre los cuales de manera habitual no reflexionamos.

En primer lugar, destaca el hecho de que a través de las redes sociales, circula el 80 por ciento del tráfico de contenido que hay en la web; segundo, estas plataformas pertenecen a empresas multinacionales cuyo modelo de negocio consiste en ofrecer servicios y productos generalmente gratuitos o muy baratos, en los que el contenido no suele ser suyo sino de otros, o contenido de los cibernautas a cambio de una serie de lo que denomina privilegios. (Peirano, 2022).

Me detengo en este punto porque es cada vez más usual la creación de contenidos por internautas que no necesariamente tienen fines comerciales, pero Facebook, al detectar que una publicación personal rebasa los 100 me gusta (likes), propone monetizar los contenidos, aunque estos no sean de origen propiamente lucrativo sino personal. Por lo tanto, los usuarios normales creamos contenidos que favorecen a los dueños de las redes sociales. ¿No les ha pasado con sus publicaciones?

Regresando a Peirano, afirma categóricamente: las redes sociales nos espían. En este sentido, refiere el caso de gran trascendencia que quedó expuesto a partir de los documentos procedentes de las agencias de inteligencia estadounidenses que Edward Snowden facilitó en el año 2013, donde se demostró que las redes sociales y las plataformas digitales sirvieron (o continúan sirviendo) como herramientas que utilizaban las agencias y el gobierno estadounidense para espiar a ciudadanos de todo el mundo. (Peirano, 2022)

Al respecto, considera que este problema se ve potencializado con el nuevo diseño de los teléfonos celulares, que ahora contienen por lo menos una cámara frontal, otra por detrás, un micrófono, tres sistemas distintos de geoposicionamiento y una media de los 17 sensores que, últimamente incluyen también formas de capturar información que antes era exclusiva para uso de autoridades policiacas cuando alguien cometía un crimen, se refiere a los datos biométricos, que constituyen características únicas de una persona. El iris de los ojos, patrones de la retina,  estructura del rostro, la voz, huellas dactilares y el dato biométrico por excelencia: el ADN.

Sí, esos que apenas notamos y sin reparo alguno ponemos a disposición de todas las aplicaciones que así lo solicitan para instalarse en nuestros celulares, sin leer los avisos ni políticas de privacidad en donde al menos se informa el uso que darán a nuestros datos y que pasamos por alto simplemente pulsando aceptar.

Si eres de las personas que optan por desbloquear la pantalla de su celular mediante el reconocimiento facial o huella digital, sabes muy bien a lo que se refiere…. Continuará


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