MADRID. Tarde de mucho contenido en Las Ventas, donde sobresalió el valor y la entrega de Román, y el temple y buen concepto de Francisco José Espada, quien resultó herido. Una tarde cuesta arriba para el torero mexicano Octavio García El Payo, que pechó con un lote complicado.
Román destacó desde su primero, ante un toro noble, pero muy justo de fuerza. Lo cuidó, dándole distancia y luciéndolo en todo momento para saludar una ovación tras una buena estocada.
Repitió el segundo de su lote, de Montalvo, con mucho peligro por el pitón izquierdo, y ante el que Román aguantó una y otra vez los arreones al final de cada muletazo. Todo delante de este animal, con el que resultó prendido, tuvo mucha importancia; sin embargo, tras las manoletinas, la estocada puso en su mano el trofeo.
Francisco José Espada derrochó valor y actitud durante toda la tarde. Pudo ligar con la diestra con el primero de su lote, llegando mucho al tendido con varios cambiados por la espalda y largos pases de pecho en los cierres de cada serie.
Con el sexto impactó de rodillas en el inicio de faena, templando mucho y aguantando las miradas de su oponente, un toro con cierto ritmo y nobleza que se apagó pronto y le hirió en el tramo final.
El Payo inaugura la tarde
Octavio García El Payo abrió plaza con Malaspulgas de 520 kilos, del hierro de Luis Algarra. Con discreción en el saludo capotero. Los primeros muletazos fueron por el pitón derecho, apostando con firmeza para el lucimiento.
La tercera serie ligada, en sitio y buscando el mando. Un toro muy descastado el de Luis Algarra, al que el torero también buscó por el izquierdo, pero el toro pasaba sin decir nada. Al final, regresó con la muleta en la diestra para dejar los pasajes finales.
El cuarto, Plácido de 574 kilos, de Montalvo, segundo del lote de Octavio García, un toro protestado desde su salida, carente de fuerza.
En la cercanía de tablas los primeros muletazos: un toro que fue a menos, perdiendo las manos, deslucido y sin nada por ofrecer. El torero queretano lo buscó por ambos pitones, pero resultó una labor titánica encontrar el lucimiento ante el escaso juego del toro.
Román, ante un sordo peligro
El segundo, Zapatazo de 518 kilos de Luis Algarra, para Román, quien saludó de buena manera por verónicas. Brindó al público de Madrid un toro que se arrancó desde largo, tuvo más emotividad que el primero, y sin duda fueron cualidades aprovechadas por el torero, que dejó un firme comienzo de faena por pitón derecho.
Qué templado lo llevó, aguantando mucho, para no perder el ritmo, pues el toro perdía las manos. Por el izquierdo no tardó en probarlo. El toro con menos clase, pero al final los muletazos fueron limpios. Lo aguantó cuando, en un cambio de mano, se le frenó el toro que considerablemente fue a menos. Saludó en el tercio.
Monaguillo 572 kilos desde Montalvo, quinto del festejo y segundo para Román Collado. Muy firme en los primeros pasajes estuvo el torero, ante un astado que tuvo ese peligro sordo, muy descompuesto en sus embestidas, pero no dio el paso atrás.
Lo aguantó mucho y la faena, además de poder, tuvo esa demostración de no ganarse la pelea. Román le cuajó una faena de valor, de entrega absoluta, en la que se ha jugado la cornada en cada arrancada de su antagonista. A base de tragar y de exponer, terminó por imponerse el torero valenciano. Finaliza el vibrante trasteo con manoletinas. Espadazo en lo alto. Una oreja.
Palmas para Espada
El tercero, uno de 528 kilos, de Luis Algarra: Rastrero, de Luis Algarra, para Francisco José Espada, quien por alto comenzó su faena, dos estatuarios y un cambiado por la espalda que abrieron su actuación.
A Madrid se llega con la convicción y la claridad de ideas, y Espada tuvo ambas. El toro tuvo más fondo, sin ser el dechado de virtudes, y eso lo entendió a cabalidad el torero, que no lo obligó, respetó la distancia y consiguió el lucimiento, con poder, aguantando.
Con el sexto comenzó de rodillas y ahí se quedó, valiente, rotundo. Francisco José Espada, con una cornada, se mantuvo en el ruedo con evidentes signos de dolor en la parte posterior del muslo izquierdo. Remató al toro de Luis Algarra de dos pinchazos y espadazo tendido. Palmas tras aviso.
Parte médico de Francisco José Espada
Herida por asta de toro en cara interna tercio superior del muslo izquierdo, con dos trayectorias: ascendente de 15 centimentros., que alcanza pubis, y otra hacia dentro de 15 cm, que bordea recto.
Puntazo corrido en cara posterior de gemelo izquierdo y policontusiones en ambas piernas. Es intervenido bajo anestesia general en la enfermería de la Plaza de Toros. Trasladado a la Clínica Fraternidad Muprespa Habana.
Pronóstico: Grave. Firmado: doctores García Padrós y García Leirado
Foto: Manolo Briones