Redes sociales y democracia. Parte II
En la primera parte de esta colaboración, reflexionamos acerca del espionaje al que somos sujetos desde las redes sociales, principalmente a partir de la cesión nuestros datos personales sin detenernos a pensar sobre de las implicaciones que eso puede tener.
La primera de ellas es que la información personal es utilizada para ofrecer justamente lo que se desea con base en las características del perfil, gustos, preferencias, ideologías y hasta sistema de creencias de las personas, tarea que se facilita a partir de los registros del Big data y el algoritmo de las redes, es decir, somos identificados e identificables.
Según Peirano, este tipo de identificación transforma el mundo a nuestro alrededor, esto es, habla de posibilidades que se abren y cierran, en función de quiénes somos y de quién lo sabe, lo cual nos vuelve vulnerables a una infraestructura de la cual sabemos poco o nada.
Lo anterior, también vuelve selectiva la información a la cual tenemos acceso, de qué amistades o grupos recibimos notificaciones, qué tipo de publicidad absorbemos, todo como un traje a la medida.
El segundo elemento que refiere la autora Marta Peirano, es que las redes sociales son adictivas, ya que según su análisis, funcionan copiando un principio que hasta ahora era el más adictivo conocido: el de las máquinas tragamonedas.
En tal sentido, refiere tres principios sobre los cuales funcionan: el aislamiento, el infinito y la velocidad.
El principio de aislamiento alude a que el teléfono celular nos aleja de las personas cercanas y nos acerca a realidades virtuales. Señala como ejemplo esas reuniones entre amigos, parejas y familias, en las cuales cada uno está de cuerpo presente, pero mirando su celular, con lo cual queda claro que el móvil es un objeto unipersonal que aísla de las y los demás (Peirano, 2022)
El principio de infinito es tal vez el causante de que hoy en día miles de personas en el orbe padezcan de ansiedad, ya que se relaciona con la necesidad de revisar de manera perpetua la vasta cantidad de contenidos a los cuales se tiene acceso: películas, series, titulares, ropa, zapatos, accesorios, todos ellos interminables.
¿Alguna vez has tenido la sensación de no llegar jamás al final de las notificaciones o publicaciones en las redes sociales?
La autora señala al respecto, que el contenido es una cascada completamente interminable que genera una sensación de que en el momento en el que un usuario no está mirando la pantalla, están pasando cosas y él no se entera, lo que denominan FOMO (del inglés fear of missing out), el miedo de quedarse fuera. (Peirano, 2022)
El tercer principio, no menos importante para contribuir a esta característica adictiva de las redes sociales, es la velocidad. Marta explica una expresión usual en el mundo de la industria Google: la frecuencia de acontecimientos o event frequency, una fórmula consistente en que cuantos más juegos se es capaz de hacer en menos tiempo, más rápido se engancha el jugador, en este caso, la persona usuaria. Lo asocia con los circuitos de la dopamina, que es un mensajero químico (neurotransmisor) del sistema nervioso central (nuestro cerebro), frecuentemente considerada como la causante de sensaciones placenteras y de relajación. (hospitalsanfernando.com).
Para ella, cada vez que alguien hace clic y pasan cosas, en su cerebro se genera un neurotransmisor, la dopamina, que está vinculado con las adicciones, porque le hace sentir de una forma que le gusta y al mismo tiempo le genera la ansiedad de que vuelva a ocurrir. (Peirano, 2022)
Desde esta perspectiva, el enganche de las personas hacia las redes sociales, se explica a partir de las pequeñas dosis de dopamina que ellas reciben al pulsar un botón y descubrir que suceden cosas ahí, generando la necesidad de más repeticiones rápidas, ya que la dopamina es la vía química del cerebro, trascendental para las adicciones, continuará…