ATERRORIZADOS
Quienes estuvieron en los bloqueos que paralizaron Zacatecas escucharon testimonios que confirman que los habitantes de Villa de Cos y otros municipios del norte del estado no tienen temor, sino que están aterrorizados por los grupos delincuenciales y olvidados por las autoridades.
Recordaron que, semanas antes, también desapareció una niña wixárika y lo único que su familia pudo llevarse, al dejar el pueblo, fue el cuerpo de la pequeña violentado. Seguido, aseguraron, levantan de seis a 10 personas y sólo vuelven a ver a una o dos, con suerte. Y a los que secuestran no importa que paguen rescate, pues de todos modos son amputados de orejas, dedos, brazos… si es que los regresan.
Sobre los “otros datos” de la inseguridad, coinciden en que nomás los conocen de los palacios (el de Gobierno y el Nacional) para adentro. Mientras que para la repetida queja de que no hay denuncias, la respuesta es la misma que desde hace años: “no tiene caso”. Pero “lo del niño Teo ya nos dolió”.
DE LA CURUL AL ESCRITORIO
Para abonar a la indolencia, comprobado está que no hay poder humano que saque a la secretaria de Gobierno de la comodidad de sus oficinas, a no ser que sea llamada a formar parte de la escenografía, como el resto del gabinete, en alguna de las “audiencias de la Transformación”.
Y si en Vetagrande le dio un rato el Sol, como presumieron rastreros oficiales con videos de escasos segundos, no crea que fue porque acudió adonde estaba la protesta, sino porque ésta llegó hasta el primer evento público del año del gobernador David Monreal, en Vetagrande. Con esas ayudas…
Pero poco le duró el entusiasmo a Gabriela Pinedo, porque a dar la cara en el bloqueo del bulevar de plano “le sacó”. Quienes ahí estaban contaron que, supuestamente, la funcionaria se dirigía a explicar las promesas del gobierno cuando escuchó los gritos de protesta, se dio la media vuelta y patitas pa’ que las quiero. Que “no hay condiciones”, les respondió a quienes la acompañaban. “Pa’ eso nos gustaba”, comentaron los manifestantes.
PASMADOS
Póngale usted, evalúan los ponzoñosos, que la nueva gobernanza nos dijera que el primer año fue un cáliz, ¡pero ya va para año y medio! Y los secretarios siguen sin mover un dedo si los problemas no están en su punto, como les gusta, es decir: reventados y poquito peor.
En el caso del niño Teo, nada más se requirió que pobladores de Chaparrosa sitiaran Zacatecas con la toma de carreteras y los accesos a la ciudad, apoyados (y cómo no iba a ser) por familiares de otros de los miles de desaparecidos de los que aún no se tienen respuestas, como los de la maestra Diana Laura, de Villa García.
En otra muestra de tortuguismo marca Cuarta Transformación, las autoridades no fueron para reaccionar desde que los inconformes, muchos de ellos campesinos hicieron la primera exigencia en aquella comunidad del semidesierto. Porque la pasividad va más allá de los límites insospechados de la 4T, región inoperante. Así, ni cómo negar la consigna: “el gobierno pasmado y el pueblo asustado”.
SACAN LA CASTA
Para terminar, aunque usted no lo crea, dentro de todo lo terrible de esta situación hubo una buena y fue la solidaridad que manifestaron propios y extraños con las movilizaciones por el niño Teo. Contrario a lo que seguramente ya esperaban los rastreros oficiales, se vieron expresiones de apoyo de automovilistas, transportistas y ¡hasta taqueros!, en fin, de familias y trabajadores. Porque, como dijo uno de ellos, “en todo el país las cosas están de la chingada”.