Río Grande. Rubí Adilene Gámez Gómez, madre de un bebé de 9 meses fallecido en el Hospital Rural Oportunidades-Coplamar, de Río Grande, solicitó a las autoridades que investiguen este hecho, ocurrido el pasado 9 de octubre.
La madre narró que en la madrugada del 9 de octubre se levantó y vio a su bebé lleno de flemas en su boquita, lo levantó y lo reanimó con respiración boca a boca; de inmediato llamó para solicitar una ambulancia, pero debido a que la unidad tardó mucho, decidió llevarlo en la camioneta de sus papás, y salió descalza y sin abrigo.
Cuando iba en camino, la ambulancia los alcanzó y ella se bajó con su bebé en brazos para que recibiera atención médica, “puesto que para eso están capacitados”, resaltó Rubí Gámez.
“Una de las señoritas que iban en la ambulancia agarró a mi bebé y se le cayó, provocándole un chipote en su cabecita, y en el trayecto al hospital únicamente apretaban su pechito”, expuso la madre.
Al llegar al Hospital Rural Coplamar, “me lo atendieron un doctor y una enfermera sumamente grosera, sin tacto para atender a los pacientes, ya que estrujó muy feo a mi bebé, le quitó su ropa bruscamente y, estando ahí, lo canalizaron y le pusieron oxígeno a todo lo que daba”, narró.
Añadió que “el doctor ahí lo dejó acostado, la enfermera fue y se acostó mientras otra se levantaba, y a las tres de la mañana mi niño estaba moviendo sus pies y manos, yo les preguntaba que qué tenía mi bebé y me decían que estaba reaccionando, lo cual fue una total mentira”.
A las cinco de la mañana que se levantó el pediatra Jesús Aristeo Hernández, dijo a las enfermeras que el bebé llevaba más de una hora convulsionando, “y las enfermeras no sabían ni qué hacer, el pediatra le aplicó el medicamento que mi bebé necesitaba”.
“El medicamento lo compró mi mamá, porque no tenían en el hospital”, resaltó.
Aproximadamente a las 5 y media de la mañana, llegó la enfermera Eloína Piedra para aplicarle el medicamento al bebé, sin saber que el pediatra ya se lo había puesto; “al percatarse de eso, el pediatra le preguntó a la enfermera que qué estaba haciendo, ella respondió que ponerle el medicamento, y él le dijo: ‘¿no sabe que ya se lo apliqué, y de aplicárselo usted nuevamente puede matar al niño?’. La enfermera lo único que hizo fue sacar la jeringa, taparla, y dijo: “ai discúlpeme, doctor”, externó Rubí Gámez Gómez.
Luego, el pediatra pidió un ventilador porque entubaría al niño de manera urgente, pero el médico general y otra persona que se encontraba ahí se voltearon a ver y le dijeron al pediatra que en urgencias no tenían ventilador, por tal motivo, el especialista decidió que se bajara al menor a piso.
El pediatra Jesús Aristeo se retiró poco antes de las seis de la mañana y le dijo: “mire, señora, ya está controlado su bebé, ya está respirando mejor y ya dejó de convulsionar, allá la espero en piso”; mientras tanto, la enfermera terminaba de hacer el papeleo y, con tono fuerte, le gritó: “cargue a su bebé, vámonos a piso”.
“Nos dirigimos a la Unidad de Cuidados Neonatales (Ucen), la enfermera Eloína Piedra entregó a mi bebé en una cuna radial a otra enfermera diciéndole: ‘aquí está este niño’, y le preguntó que cuál era su diagnóstico, a lo cual Eloína respondió: ‘pregúntaselo al pediatra’”, añadió.
“Andaban desesperados, buscando una mascarilla para mi bebé, ya que en Ucen no tenían del tamaño que necesitaba, por lo que la enfermera me gritó: ‘arrímese, deténgale las puntillas del oxígeno a su bebé, necesito ir a buscar la mascarilla’”, contó Adilene Gámez.
Transcurrió el tiempo y nuevamente llegó el pediatra, quien se percató de que en un rincón había un ventilador con sus respectivas mangueras, pero estaban muy sucias y se requerían unas esterilizadas.
“‘Armen el ventilador’, dijo el pediatra, a lo que una persona de mantenimiento le respondió que no sabían cómo hacerlo, que para eso no los capacitan, además de que ‘estos aparatos son nuevos, los acaba de traer la directora, deje que llegue Martín para que lo instale, sólo que tendrá que esperar hasta las nueve de la mañana a que llegue’”, prosiguió.
El pediatra se dirigió con la mamá del niño y le dijo: “esperemos que aguante su bebé, aunque yo creo que sí, en dos horas, aproximadamente, llega la persona para que instale el ventilador”.
“Si usted cree que mi hijo está bien aquí, y que cuentan con lo necesario para atenderlo, adelante, yo confío plenamente en usted, pero, si no, es mejor que me lo trasladen”, el doctor respondió: ‘yo puedo con esto mi’ja, y le voy a entregar a su bebé bien”, narró Gámez Gómez.
Al paso de una hora y media, no le aplicaron ningún medicamento al bebé, únicamente lo tenían canalizado con suero, y cuando regresó el pediatra, le pidió que saliera de ahí, pues se podría infectar.
“Obedecí y me estuve afuera viendo a mi hijo desde el cristal, y de rato una enfermera me dijo que me metiera porque ella no podía cuidar a mi bebé: ‘métase a cuidarlo, porque si se cae, yo no respondo, así que métase a cuidarlo, póngase una bata, un gorro, guantes y un cubrebocas, además, yo tengo muchas cosas qué hacer’, cuando el Ucen estaba solo”.
Y acentuó la señora: “mi niño estaba inquieto y se quitaba el medidor de pulso que le colocaron en el pie, a las 7:30 de la mañana pasaron a dejar las indicaciones y sin acercarse a revisarlo, le dijo a la enfermera que el niño tenía el medidor desconectado, no lo tienen en el pie como debería y la enfermera volteó y me gritó: ¿por qué se lo desconectó, métase y póngaselo”; la mamá del niño expuso que ya eran varias veces que se lo quitaba y que ella no sabía cómo se ponérselo.
Nuevamente la enfermera le dijo: “‘póngaselo, usted es la responsable de su bebé, porque es la que está adentro’”.
Como a las nueve de la mañana, la madre quería salir a tomar un licuado, pero la enfermera Eloína Piedra le dijo que no, porque tenía que cuidar a su bebé, y que podía hacerlo en el comedor, pero como se no le avisaron que a las ocho de la mañana era el almuerzo, tendría que aguantarse hasta las dos de la tarde, a la hora de comer.
“Se llegaron las 11:30 de la mañana y yo veía bien a mi bebé, aunque algo inquieto, supongo que por hambre, llegó nuevamente el pediatra y decidió sedarlo y así lo dejaron dormidito, aún sin entubar, cuando el doctor había mencionado que era urgente”, añadió Adilene Gámez.
“De las 11:30 de la mañana a la una de la tarde andaba un señor de mantenimiento buscando un pulmoncito para el ventilador, y sabiendo que era una urgencia, lo único que hacía era pasearse y chacotear con las personas que se encontraba en el camino”, aseveró la quejosa.
A la 1:30 de la tarde llegó por fin la parte que hacía falta al ventilador y fue cuando el pediatra Jesús Aristeo Hernández entubó de prisa al bebé, y después de 15 minutos de haber sido entubado, el bebé comenzó a aventar flemas, pero ahora con sangre, síntoma que jamás había presentado.
“Puedo asegurar que al entubarlo perforaron su estómago, o algo le lastimaron que provocó flemas con sangre”, externó Gámez Gómez.
“A partir de ese momento mi bebé comenzó a estar mal, y como a las 2:20 de la tarde a mi bebé le dio un paro cardiaco; intentaron reanimarlo, le quitaron el ventilador, lo apagaron y según ellos le estaban echando aire con una bolsita anaranjada y el pediatra le apretaba en su estómago, pero se cansaba y dejaba de hacerlo”, agregó.
“Duraron más de una hora haciendo eso con mi bebé, le picaban sus bracitos y sus piernitas con agujas y no reaccionaba, y mientras lo hacían, se escuchaba claramente sus carcajadas, cuando la enfermera le dijo: ‘ya déjelo, doctor, ya no hay nada qué hacer’”.
“Yo vi todo y escuché todo, aun con el dolor que me embargaba”, aseveró la madre del niño.
“Salía una y otra enfermera y les preguntaba que qué tenía mi bebé y me respondían que el pediatra lo informaría cuando fuera necesario, y en ese momento llegó la enfermera Silvia Obdulia, que se encuentra en el módulo de especialidades, preguntando dónde estaba el pediatra porque tenía mucha gente esperando en consulta y no es posible que por un bebé dejara a muchas personas esperando”, acentuó la madre.
“La enfermera Eloína, desesperada por irse, me mandó a buscar a la enfermera Goyita, y fui a ropería, toqué fuerte porque no me abrían y salió muy molesta diciéndome: ¿‘qué quieres, que estás haciendo tú aquí?’, yo le indiqué que me habían mandado a buscarla porque la necesitaban, y me respondió: ‘cómo friegan, me estoy cambiando, que se esperen’”.
Cuando llegó a Ucen, añadió Adilene Gámez, la enfermera Eloína Piedra expresó: “!ay, no!, yo con mis incubadoras aquí y este niño bien malo, le voy a decir a la directora que será necesario quemar esta cuna radial, si no aquí se nos van a morir muchos niños como éste”.
“Se me partía el corazón cuando escuchaba tanto sarcasmo, tanta burla, de personas que no tienen espíritu de servicio, que no les importa tener prudencia ante el dolor de una madre al perder a su hijo, no deberían de trabajar ahí, y menos cuando ya están viejas y cansadas, que de todo se quejan”, expresó la madre de la víctima.
“Estoy segura que mi hijo no tenía ninguna enfermedad contagiosa y de haber sido así, debieron aislarlo e impedirme que estuviera cerca de él; sin embargo, no lo hicieron”, expresó Gámez Gómez.
“Le pedí a la directora, Marisol Salmerón Guzmán, con lágrimas en los ojos y con el alma destrozada, que si no podían atender como debieran a mi hijo, que por favor lo trasladaran, y me preguntó que quién me acompañaba, y yo le dije que mi mamá, a lo cual ella respondió “ah, entonces ella que se calle, tú tienes que hablar porque eres la mamá del bebé, aun sabiendo que soy menor de edad”, dijo desesperada.
Detalló que el pediatra y en trabajo social supuestamente ya habían hablado a Fresnillo para que el bebé fuera trasladado y, según ellos, no había espacio, pero la directora ni conocimiento tenía de eso, ya que le dijo que su bebé no requería ser trasladado y que, aparte, no tenía caso que hicieran gastos.
“Si tenemos o no para cubrir los gastos que hubieran sido necesarios, a la directora no le interesa”, resaltó Gámez Gómez.
“No es justo que si no tienen conocimiento de cómo mover los aparatos, si no cuentan con la capacitación necesaria ni con medicamentos, estén ahí únicamente dejando morir a la gente; si hubieran trasladado a mi bebé de inmediato, estoy segura que ahorita estaría con él”, acotó.
“Nunca me dijeron exactamente qué tenía mi bebé, me dieron en menos de tres horas varios diagnósticos; primero que tenía neumonía, convulsiones y una neuroinfección, y en el acta de defunción indican que tuvo sepsis severa por dos días, neumonía adquirida en la comunidad durante cuatro días y desnutrición severa, cuando mi bebé únicamente estuvo aproximadamente 13 horas en el hospital.
“Mi niño no iba grave para que falleciera, a mi niño me lo mataron por negligencia y por no darle los cuidados que requería”, expresó Adilene Gámez, además de que “nunca permitieron que mi mamá me acompañara, puesto que soy menor de edad e hicieron de mí y de mi bebé lo que quisieron”.
“El pediatra salió y me dijo: ‘no pude con tu bebé, perdóname, el bebé falleció aproximadamente a las tres de la tarde’; y al darme la noticia, entré en shock y la psicóloga del hospital y una enfermera me tapaban la boca para que no les gritara la irresponsabilidad que habían cometido con mi bebé, porque sin contar con lo necesario decidieron dejarlo ahí y no trasladarlo de inmediato, y me decían que me callara porque estaba en riesgo su trabajo, puesto que había mucha gente escuchándome”, narró.
Posteriormente, añadió, “ya un poco más calmada, me dirigí a Ucen por mis cosas que había dejado, mi bolsa, mi celular, los pañales y la medicina de mi niño que yo había comprado, y me encontré con la sorpresa de que no estaban los pañales ni la medicina, para eso sí se tomaron el tiempo de llevárselo”,.
“El médico y la enfermera únicamente se concretaron en pedirme el ataúd para mi bebé, cuando yo les pedí que me dejaran vestirlo y abrazarlo por última vez, y no lo permitieron, incluso me dijeron que tenía prohibido totalmente abrir el ataúd luego de irnos del hospital, ya que mi intención era practicarle la autopsia”, agregó Gámez Gómez.
En este sentido, la señora pidió a las autoridades correspondientes que hagan algo al respecto, para determinar con exactitud de qué murió el bebé, “ya que puras mentiras me dijeron las personas involucradas en la atención de mi niño”, aseveró.
La madre de la víctima dio a conocer que interpondría la denuncia correspondiente ante las diferentes instancias encargadas de estos casos.
“Vamos a demandar porque no es justo lo que hicieron, no recibió la atención que requería, ni el pediatra y la enfermera supieron lo que hacían, sé que ya no me van a devolver a mi hijo; sin embargo, esto ayudará a que estas personas ya no vuelvan a hacer lo que hicieron con otros pacientes”, expresó la madre.