“I’ll never fall in love again”
No existe nada más liberador, de la aterrada alma, sobre todo en estos años de muchos balazos y más ideológicos bandazos, que revisar los diarios y leer declaraciones cada día más aterradoras, como saber que, en mi ranchito, las despedidas se están dando más que las despensas.
El fiscal dice gurbai y que se las arreglen como puedan, porque él, simple y olímpicamente, nada más espera le den su finiquito y si te vi, ni me acuerdo. El alcalde de Fresnihollywood agarró sus chivas y también le dijo adiós al huesito, pues busca afanosamente un huesote de seis años (mejor pagado y sin tantas broncas), y amenaza con seguir con sus jueves de rolitas (qué pinche miedo). Y los trabajadores del Poder Judicial Federal siguen en su mitote porque les van a quitar sus despensas de Aurrerá.
Debo de imaginarme que los secretarios, mozos y demás personal, encargado de la pinche justicia en el país, han de ganar un chingo gracias a los fideicomisos que desapareció el Congreso. Pues los diputados y senadores deberían de implementar las Tómbolas por la Justicia para que nuestros pobrecitos trabajadores, del santísimo y guadalupano Poder Judicial, pasen a la catafixia republicana y se puedan llevar desde un pollo con papas hasta una pierna de cerdo al vino tinto; digo, para que no sientan que el gobierno no los consiente. ¡Viva la República!
Pues el Congreso ya hizo su chamba y extinguió los fideicomisos del Poder Judicial, ahora supongo que debe venir la embestida de los integrantes del desacreditado poder, pues no creo que se queden con los brazos cruzados ni pongan la otra mejilla.
La hipocresía con la que viven quienes cobran como ministros saldrá a flote en algún momento, con alguna resolución mamila de las que son tan maravillosos ejemplares (serán juez y parte algo que no les desagrada).
Pero la propuesta es simple: que los ministros se reduzcan el salario y quienes menos ganan vean incrementados sus penosos sueldos para beneficio de sus familias. ¡Basta ya de que los ministros o magistrados ganen como si dios los hubiera parido!
Y además deberán de iniciar los acercamientos entre todas las fuerzas políticas, para reactivar la reforma de estado que se encuentra en pausa desde hace muchos años. Es necesario, como parte de la transición democrática, la reforma de los poderes públicos. Urge que el Poder Legislativo se transforme, de circo tercermundista en un escenario del debate civilizado y respetuoso. Por favor eviten que haya espectáculos aterradores como los que protagonizó la Señora Gela(tinas) en su botarga de dinosaurio. O las intervenciones de alto contenido escatológico de la señora Téllez. ¿Sería mucho pedir que ya se acabara con ese tipo de discursos?
De igual manera es imprescindible que se transforme el régimen presidencialista, formado en el caudillismo posterior a la Revolución, con su cauda de corrupción y control político sin paralelo, el cual ha soportado embestidas, pero que sin embargo se mueve.
No es gratuito, por ejemplo, que la mayor parte de los partidos políticos del país se hayan convertido en una especie de PNR-PRI (ahí tienen el burdo ejemplo del PRD) dirigidos por una facción hecha a imagen y semejanza del camarada Stalin.
Es entonces necesaria la transformación del régimen hacia un sistema semiparlamentario. Y luego el Poder Judicial del que es urgente su reforma. Es la neta, es necesario sacudir las telarañas mentales de muchos ciudadanos y cambiar las formas de selección de ministros y magistrados, y es urgente evitarles la malsana tentación de meter a la familia o heredar el cargo a sus vástagos. ¡Ya basta chingao!
En calidad de mientras, debo destinar estos minutos a ver el segundo capítulo de la segunda temporada de la serie 30 Monedas, en HBO. Este cabrón de Alex de la Iglesia es genial para dirigir este tipo de historias, hasta parece que trabajó en el gobierno durante años para imaginar tanto horror.