El número de niños, niñas y adolescentes que abandonaron la escuela para realizar alguna actividad por dinero aumentó de manera exponencial durante la pandemia por la COVID-19, lo que también empeora el rezago educativo.
En total se identificó a 148 personas de 1 a 17 años en labores en la zona conurbada, de acuerdo con el Departamento de Atención a la Infancia y Adolescencia del Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (SEDIF) y el Centro General de Intervención en el Desarrollo, AC.
Estos menores, de los que 85 son hombres y 63 mujeres, realizan distintas actividades como venta de semillas, limpiar parabrisas, malabarismo y mendicidad; la mayoría son indígenas y migrantes que permanecen largas jornadas en estos sitios sin algún adulto que los acompañe.
Los infantes y adolescentes se ubican principalmente en la Central de Autobuses de Zacatecas, la avenida Reyes Heroles, los cruceros del Centro Interactivo ZigZag y El Orito, el Centro Histórico de la capital y otras zonas de Guadalupe.
Cecilia Infante Díaz, directora general del Centro de Intervención en el Desarrollo, AC, coincidió con el SEDIF en que se calcula que es exponencial el incremento de menores obligados a trabajar, lo que –advirtió– tiene consecuencias en la educación.
Argumentó que la digitalización de las clases, debido a la contingencia sanitaria, excluyó a sectores de la población y propició el trabajo infantil:
“Aumentó mucho porque los papás no tenían acceso a medios electrónicos o comunicación con la escuela, o la intención de continuar con las prácticas educativas; era más fácil que, si los niños estaban ahí todo el día, empezaran con alguna actividad laboral”.
La especialista agregó que el desempleo en las familias zacatecanas orilló a niñas, niños y adolescentes a apoyar para tener ingresos en los hogares, lo que repercutió de manera importante en el nivel educativo de estos menores.
“Estamos hablando de dos ciclos escolares en los que no tuvieron contacto directo con los maestros para entregar las evidencias, no contaban con alguien en casa para dar seguimiento a los trabajos y tampoco había interés de parte de los papás”, lamentó.
Infante Díaz aseguró que instituciones educativas registraron bajas notables en el rendimiento académico. “Los maestros por lo general no se pueden detener y eso provoca que los niños continúen con rezago educativo y, en su momento, que elijan la deserción escolar, sobre todo en secundaria”.
EN EL CAMPO Y LA CALLE
Aunque en las zonas urbanas se ven menores que laboran en las calles, el trabajo infantil en Zacatecas se concentra sobre todo en actividades agrícolas, ganaderas, forestales, caza y pesca, seguido de apoyo a la minería, construcción, industria y ventas, como empleados.
En menor medida, pero con presencia, están los infantes que se desempeñan como vendedores ambulantes, según los datos más recientes publicados por la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim).
La organización calcula que cerca de 2 mil 665 niñas, niños y adolescentes dejaron de asistir a la escuela por razones de empleo durante 2019.
NIÑOS QUE TRABAJAN
54% percibe apenas un salario mínimo
42.8% usa su sueldo para aportar sustento al hogar
36% no aporta a familia, pero costea sus propios gastos
21.3% no recibe ingresos