El obispo de Zacatecas, Sigifredo Noriega Barceló, urgió a las autoridades a que reconozcan “la realidad que estamos viviendo” por la violencia en el estado, al advertir que las personas huyen no sólo de comunidades, sino también de ciudades, y que hay reclutamiento por el crimen organizado.
Luego de su recorrido por el sur del estado y municipios de Jalisco, donde fue detenido por un retén de un grupo delincuencial, el obispo sentenció que la inseguridad “está sobrepasando a la instituciones […], está comprometiendo seriamente el futuro de nuestro país”.
“Es un problema real. No veo por dónde se busquen otro tipo de soluciones, más que abrazos no balazos, [pero] sabemos que es un fracaso, que la violencia ha aumentado y el lado humano de la violencia es el sufrimiento de la gente. Es indispensable un cambio de estrategia”, afirmó.
A la postura del secretario de Seguridad Pública, Adolfo Marín Marín, sobre que no ocurren delitos como el cobro de piso y que han disminuido los índices de homicidios, Noriega Barceló respondió que “los hechos están sobre los discursos”.
Por ello, reiteró en que las autoridades, sobre todo las federales, deben admitir el problema. “Parece ser que no se reconoce la gravedad de la realidad, que se manifiesta en violencias de todo tipo, que no se puede encerrar o quedarse en números, [pero] lo que es más peligroso: que no se está reconociendo”.
Asediados
Sigifredo Noriega expuso que “se ha vuelto una realidad cotidiana que personas civiles se hagan pasar por policías o por militares” y que los retenes ilegales son el tipo de hechos que suceden no sólo en límites entre Zacatecas y Jalisco, en el sur del estado, sino “en el este, el oeste y el norte”.
“Me sentí impotente, triste, no por mí, sino por lo que está pasando en México, por la gente de ahí que tiene que sufrir todos los días, varias veces al mes, este tipo de situación. Ya hasta convierte la vida en sobrevivencia”, lamentó el obispo.
Sobre la situación en en la región que colinda con Jalisco, declaró que “la violencia es un fenómeno generalizado, muy complejo”, y afirmó: “gente es reclutada para que haga de sicarios, yo les llamaría sicarios baratos, porque son desechables”.
Informó que este sábado acudió a Fresnillo, donde “mucha gente no solamente se ha desplazado de sus comunidades, […] también dentro de la ciudad, de colonias que la gente se está yendo, porque están secuestrados en sus casas”.
Alertó de que “hay otro poder que cobra impuestos”. “La gente se está desplazando forzadamente porque, si no pueden pagar el cobro de piso, les queman la casa. No hay autoridad que pueda poner ahí orden”.
De su visita a Ermita de los Correa, en Jerez de García Salinas, Noriega Barceló comentó: “se nota la tristeza”. Pese a que el gobierno del estado ha presumido avances para que regresen los pueblos desplazados, opinó que “todavía no está aquello para vivir, lo que veo es que se esté sobreviviendo nada más, se esté aguantando nada más”.
Otra corrupción
No obstante los problemas de inseguridad, el obispo de Zacatecas rechazó detener sus recorridos, pues aseguró que es el momento en que la población más lo necesita y con ello “siente esperanza, que no están huérfanos”.
Recordó que “no tenemos que dejarnos secuestrar”, aunque “tomar medidas sí”. Detalló que sacerdotes han sido requeridos para dar bendiciones y que él ha dado la autorización para que atiendan, para “aprovechar ese resquicio de fe, porque algo va a quedar de mensaje”.
“Tienen que cubrirse los ojos, los llevan, no saben a donde”, narró. Sin embargo, Sigifredo Noriega consideró que “hay un rayito de esperanza que es lo religioso” y que en la delincuencia están personas que “pudiéramos rescatar con un poco más de apertura”.
“Hay gente reclutada que va a comunidades; a veces son muchachitos que los reconocen y, cuando los reconocen, agachan la cabeza. ellos mismos estoy seguro que no quisieran estar ahí”, ejemplificó.
Expuso que en ello se ve la posibilidad de “abrir una puerta para que la gente pueda entregarse, lo indispensable para un pacto social contra la violencia”. Aclaró que no se trata que no haya justicia, sino de un acuerdo, “buscar posibles soluciones, no estar encerrados en una sola”.
Al enfatizar la necesidad de un cambio de estrategia por una integral y de la postura de las autoridades frente al problema, Noriega Barceló advirtió que “mientras haya impunidad esto va a seguir”.
Insistió en que “esto se nos está yendo de las manos y no sabemos cómo va a terminar”. “Me da tristeza por lo que está pasando y no se acepta. ¿Qué es lo que se va a transformar? La corrupción está ahí, no solamente en otros lados, no solo es cuestión de dinero, mala vida, es también muchas omisiones”, recalcó el obispo.