MADRID. El décimoctavo festejo de abono de la Feria de San Isidro marcó la tercera novillada en la que hicieron el paseíllo Víctor Hernández, Álvaro Burdiel, y Lalo de María, quienes se estrellaron con las pocas opciones que ofrecieron los ejemplares del hierro de Fuente Ymbro.
De la tercia, el toreo de Víctor Hernández destacó ante el abre plaza, pues dejó los buenos momentos con los pasajes iniciales, sobre todo buscando la firmeza por el pitón derecho. La faena fue a menos ante lo poco que ofreció el de Fuente Ymbro.
Frente a su segundo, Hernández tuvo tandas con lucimiento con la muleta en la diestra, ante el único novillo que apuntó mayor movilidad y que a la postre fue aplaudido en el arrastre.
Por su parte, Álvaro Burdiel consiguió pasajes de calidad ante su primero, un novillo que tuvo la voluntad, pero le faltó esa transmisión para emocionar.
Burdiel lo entendió pero la faena fue muy a menos. Con el quinto de un festejo, bajo una lluvia en los primeros novillos, apostó fuerte y claro, pero Gritador duró muy poco.
El tercer espada, Lalo de María, con su primero encontró un ejemplar de muy justa fuerza; él, en todo momento buscó las vueltas.
Con el cierra plaza, la misma tónica: buenos muletazos en el comienzo y después una chispa que terminó por apagarse. Se salvó milagrosamente de un percance mayor cuando al entrar a matar el pitón le quedó en la nariz.
Palmas para Víctor Hernández
Abrió plaza el novillero Víctor Hernández con Patrullero de 480 kilos, de Fuente Ymbro. Peleó con fuerza el novillo en el caballo del picador Héctor Vicente, que fue derribado.
Poca chispa en los quites para dar inicio a una faena por alto con un cambiado por la espada. El novillo no tuvo mucho, siempre suelto y distraído, pero donde desbordó el alma Hernández, un novillero que sin duda ha evolucionado y madurado.
No tardó en citarlo de largo y dejar una poderosa serie por derecho, entendiendo los tiempos y la distancia necesaria. Por el izquierdo se quedaba muy corto, metiéndose con ese peligro al querer tirar los derrotes secos.
Sin pensarlo, Víctor tomó de nueva cuenta la muleta por pitón derecho en series más cortas, con esa dimensión de verdad. Quiso, en un último intento, llevarlo por izquierdo en muletazos ya con poco calado, pues aguantó mucho, además no había más para sacar ante el deslucimiento del de Fuente Ymbro.
Un último aliento en los adornos finales donde decidió instrumentar ajustadas bernardinas para vaciar con el pase de pecho. Estocada que no fue suficiente para que el novillo doblara, poniéndose además pesado con el descabello. Ovación con saludos tras aviso.
El cuarto, Ibenco de 520 kilos, segundo para Víctor Hernández, que comenzó su faena en el centro del ruedo con un vibrante cambiado por la espalda para después adornarse con pases por alto.
Este novillo sí tuvo mayor transmisión, recorrido, dejando muletazos con mando y temple; corriendo la mano por pitón derecho, gustándose y transmitiendo al tendido. Por el izquierdo, el novillo protestaba más, con embestidas más cortas, y el lucimiento por este pitón ha sido menos.
Sabía Hernández lo probable del derecho y de nueva cuenta toreó por ese lado, dejando una serie más, portentosa y de calidad. Palmas tras aviso.
Novillada a menos
El segundo, Molinero de 487 kilos de Fuente Ymbro, para Álvaro Burdiel, quien saludó por verónicas.
Muletazos por bajo en el inicio de su trasteo muleteril, con firmeza los primeros pasajes, buscando llevarlo metido por el derecho, firmando una buena serie, ligada, luciendo en cuatro muletazos y el remate con el de pecho.
El novillo tuvo la virtud de la fijeza, de ser repetitivo y atender la muleta; sin embargo, faltó esa transmisión y muy pronto fue perdiendo el fuelle, reflejándose cuando lo llevó por el izquierdo. El resto: el esfuerzo de un novillero que entendió que no había más por hacer, yendo por la espada de verdad. Silencio tras aviso.
El quinto, Gritador de 592 kilos, segundo del lote de Álvaro Burdiel. Brindis al respetable. El comienzo de faena de rodillas, apuntando el novillo buenas cosas. Muy pronto con la muleta por el izquierdo, pero poco el lucimiento; por el derecho, dos series, todo en el común denominador de la novillada, es decir, a menos, ofreciendo con motor los primeros pases y después nada. Siguió por pitón derecho, pero ya el novillo no acudía, había que aguantarle mucho, y en ello radicó el esfuerzo de Burdiel. Ovación con saludos tras aviso.
Lalo de María, temple y calidad
El tercero, Jupito de 499 kilos, de Fuente Ymbro, para Lalo de María, que muy firme por bajo estuvo en los primeros muletazos.
El novillo no fue más que los dos anteriores, tuvo el mismo comportamiento, el poco lucimiento y transmisión.
Por su parte, Lalo de María buscó las vueltas, pero le faltó apretar, meterse, por momentos muy descolocado, por fuera. Al bajarle la muleta perdía las manos el de Fuente Ymbro. Silencio tras aviso.
El sexto, Tamboril de 486 kilos, para Lalo de María, que comenzó de rodillas, apostando fuerte en el inicio de faena, y fue así que dio paso a una serie con mando por el derecho, corriendo la mano y teniendo temple y calidad.
Que cortó comenzó a quedarse el novillo al que Lalo de María aguantó con firmeza. Punteando el engaño, suelto, descompuesto y sin mayores opciones por ofrecer.
De María, que se tiró a matar con decisión, se llevó una voltereta–en la imagen captada por Manolo Briones se puede apreciar el milagro, pues el pitón le quedó en la nariz. Al final, escuchó palmas.
FICHA
Plaza de Las Ventas
Décimoctavo festejo de la Feria de San Isidro
Novillos de Fuente Ymbro de escaso juego, salvo el tercero, aplaudido en el arrastre
Víctor Hernández, salida al tercio tras aviso y silencio tras aviso
Álvaro Burdiel, palmas tras aviso y salida al tercio
Lalo de María, silencio tras aviso y palmas