Este sábado se celebró la tradicional Corrida Guadalupana en la plaza de toros La Luz, de León, Guanajuato, donde el máximo triunfador, tras el corte de dos orejas, fue el matador de toros Sergio Flores, que de esta manera conquistó la salida a hombros.
El torero tlaxcalteca reaparecía esta fecha, tras quince días estar fuera de los ruedos por la lesión sufrida en la dehesa de Golondrinas, donde se lastimó severamente la rodilla izquierda. El sábado el esfuerzo no fue menor, pues actuó con la rodillera, pero con el máximo profesionalismo y demostrando que busca cerrar el año cumpliendo con todas sus fechas y entregándose. Flores lidió un lote que le permitió el lucimiento con dos faenas de distinto corte.
En esta jornada también actuaron Emiliano Gamero y Arturo Macías, quienes han hecho vibrar a la afición de León, con rotundas actuaciones que no pudieron coronar con los aceros, salvo Macías con su primero, al que le cortó una oreja de peso, una pena que su segundo no doblara con prontitud, pues también la salida a hombros estaba asegurada.
“Juan Diego”, de 568 kilos, abrió plaza del hierro de Peñalba, para el rejoneador Emiliano Gamero, que de salida se rodó para colocar un rejón de castigo. Montando a “Ilusión” buscó abrirse con las banderillas, lo que no resultó fácil, debido a la poca acometida del de Peñalba.
Poco a poco fue rompiendo y consiguió meter al toro en vereda y adornarse así con variedad y ritmo, las piruetas adornaron su labor de la que caló con fuerza al tendido. Buena mancuerna hizo con “Guapo”, toreando de costado para finalizar con banderillas cortas; al final la ración que dejó del rejón de muerte no fue suficiente y no pudo cortarse el trofeo, quedando en una vuelta al ruedo.
“Anda Solo”, de 546 kilos, fue para Arturo Macías, que toreó de rodillas con el capote para después recrearse por verónicas y con la muleta logró una actuación llena de su verdad, ante un toro que tuvo nobleza y le permitió esa variedad en su toreo, haciendo todo en la cercanía de las tablas y prácticamente pegándose un arrimón, pues toreó de rodillas y puso a la afición de pie.
“Cumplido”, de 500 kilos, fue el tercero del festejo y primero del lote de Sergio Flores, quien toreó a la verónica con suavidad para rematar con una media. La faena tuvo clase por ambos lados y Flores lo toreó con temple y con mucha clase, los trazos de verdad que han tenido la profundidad.
Las series tuvieron consistencia y ligazón, con el sello que caracteriza al oriundo de Tlaxcala. La afición ha reconocido fuerte a Sergio, pero más allá de eso se convenció con su estilo y con su verdad; aunque mató al segundo viaje, fue merecedor de una oreja.
Emiliano Gamero dio una vuelta al ruedo tras una actuación donde reflejó su nivel y brilló junto a su cuadra en lo hecho a “Guadalupano” de Peñalba. A pesar de que el toro no resultó fácil, desde salida plantó cara, siempre de frente, incluso cuando puso los rejones de castigo y el toro emprendía la huida.
Gamero puso todo, una apuesta jugada y ganada con algo que se llama tenacidad, lució en un quiebro, y a todos puso esa emoción que trasmitió lo hecho en el ruedo. La faena fue creciendo a un ritmo y tiempo donde Gamero recordó que quiere y puede estar; una pena fue que ese rejón de muerte no hiciera el daño necesario, por lo que todo quedó en una vuelta al ruedo.
Arturo Macías pincha su faena y pierde los trofeos. El toreo vibrante lo hizo el hidrocálido que ha gustado en una faena sentida donde se entregó de principio a fin, con el quinto del festejo un toro de Peñalba con mayor transmisión, con el que ha dado una nota alta, pues el toro tuvo nobleza y recorrido y por ello permitió mostrar su variedad y entrega. La estocada fue certera, rotunda, pero tampoco hizo daño y han sonado los dos avisos.
“Curioso” fue un toro con el que Sergio Flores cerró la tarde con broche de oro, desde el capote se le vio cómodo, dibujándose en el lance natural por excelencia, y con la muleta una apuesta por el toreo clásico, despacio, con trazo largo y acompasado, disfrutando y disfrutándose, derechazos con quietud, y esa profundidad que imprimió el tlaxcalteca, y también por el izquierdo luciendo.
La estocada quedó en buen sitio, pero el toro no dobló con prontitud y tuvo que hacer uso de la espada corta, cortando así una oreja y saliendo a hombros.