A pesar de que en el estado se encuentran dos de los templos católicos más importantes en el país: el del Santo Niño de Atocha en Fresnillo y el Niño de las Palomitas en Guadalupe, “el turismo religioso es un sueño guajiro”, afirmó Raúl Muñoz del Cojo, presidente de Hoteles y Moteles de Zacatecas.
Alma Moreno de León, titular de la Asociación de Guías de Turistas, reconoció que los atractivos de la fe no han sido explotados lo suficiente para convertir a la entidad en un destino para quienes buscan hacer el denominado turismo religioso.
Para el presidente municipal de Sombrerete, Alan Murillo Murillo, este tipo de turismo está vivo y aseguró que su demarcación “es un diamante en bruto” que requiere mayor inversión para lograr una detonación.
Además, la directora de Turismo de Guadalupe, Paulina Hernández Terán, afirmó que en este pueblo mágico ese rubro está vivo y genera ingresos para el municipio por las visitas que se realizan al Niño de las Palomitas en Tacoaleche y, de manera reciente, al Niño Gigante de Zóquite.
Templos vacíos
En Zóquite, Guadalupe, el templo del Niño del Amor lucía solo, en un recorrido de visita. Muñoz de Cojo explicó que en el templo del Santo Niño de Atocha no hay condiciones para recibir a los 2 millones 500 mil visitantes que arriban anualmente, “por la falta de infraestructura, no hay donde instalar los miles de camiones que dicen llegan cada fin de semana”.
Agregó que incluso en todo el municipio no se cuenta con el espacio suficiente para atender a los visitantes, “mucho menos en la comunidad, porque ahí sólo hay tres hoteles con 90 habitaciones instaladas y están con un promedio de ocupación en promedio de 33 por ciento”.
Especificó que, en la entidad, el turismo religioso está mal entendido porque no motiva a los visitantes a permanecer ni una noche “porque llegan visitan al santo, al que sea, y se van. No hay nada que fomente la permanencia”.
“Además no existen los accesos necesarios para recibir grandes grupos de turistas, con el mercado que construyeron se bloquearon las posibilidades de entrar de manera libre”, añadió.
Otro impedimento para permitir que fomente un buen recorrido por el templo del Santo Niño es la falta de seguridad y espacios de estacionamiento, “ahora en diciembre, en particular el 24, cobran hasta 300 pesos por un lugar en la calle y si la gente no paga vandalizan el vehículo”.
El presidente de Hoteles y Moteles mencionó que al menos en la entidad existen diversos atractivos religiosos, además del Niño de Atocha, “que no están debidamente aprovechados”.
Entre ellos están la Preladita y el templo en el Cerro de la Bufa, la Virgen de Guadalupe en el municipio del mismo nombre y el Ex Convento, además del Eremitorio Sacromonte en la comunidad Ojo de Agua de la Palma.
Detonante necesario
Moreno de León coincidió con Muñoz del Cojo en el sentido de la necesidad de contar con un detonante para este tipo de turismo y convertir las visitas en una experiencia para los visitantes, “es necesario desarrollar un producto y darlo a conocer”.
Compartió que, aun cuando varias páginas especializadas en turismo difunden puntos religiosos en Zacatecas, “esto resulta insuficiente, porque la mayoría de los visitantes solo llegan a los templos, visitan al santo y se retiran”.
Insistió en que hace falta mayor proyección de estos atractivos y difundir “porque son destinos subutilizados en el estado”.
De acuerdo con la Organización Mundial de Turismo (OMT), el turismo religioso corresponde a las actividades que realizan las personas durante sus viajes y estancia en lugares distintos al de su entorno habitual con fines de ocio, por negocios y otros motivos. Esos “otros motivos” pueden hacer referencia indirectamente a la religión.
Es decir que, pese a ser la fe el principal incentivo de este tipo de turismo, con un producto diseñado ex profeso, puede convertirse en un desarrollador económico de la entidad.
Moreno de León insistió que es necesario motivar a realizar paquetes dedicados a fomentar este tipo de turismo.
Incentivos
Hernández Terán consideró necesario incentivar a la población para activar este tipo de turismo y que sea de boca en boca la difusión de los puntos religiosos que existen en Guadalupe.
Expuso que desde la dirección de turismo de Guadalupe hacen uso de las redes sociales y páginas de Internet para difundir estos atractivos y que llegue un mayor flujo de turismo.
Dijo que se requiere un mayor apoyo de la Federación en materia de infraestructura y que, aun cuando existe una baja turística a consecuencia de la COVID-19, “ahora lo que queremos es que el turista se quede más de dos días en Guadalupe”.
Reconoció que, pese a contar con varios atractivos, la gente no pernocta en el municipio “porque son turistas que llegan a la capital”.
Diamante en bruto
Murillo Murillo aseguró que el turismo religioso en Sombrerete no se encuentra muerto, ya que antes de la pandemia el municipio recibía buen número de visitantes durante sus fiestas patronales en honor a la Virgen de la Candelaria.
Sin embargo, reconoció que son temas que se deben seguir trabajando, pues en el municipio se albergan 12 iglesias virreinales que se complementan con los espacios naturales, como Sierra de Órganos y San Pantaleón, que podrían ser de interés para los visitantes.
Resaltó que la actividad turística es un punto importante para la reactivación económica durante esta pandemia y es un tema que se debe de promover y divulgar. Agregó que el pueblo mágico de Sombrerete es un “diamante en bruto en el tema turismo”.
Por lo anterior, afirmó que el turismo religioso es uno de los temas que se debe promover y se trabajará a través de los convenios de colaboración con diversas instituciones y demás pueblos mágicos.
Puntualizó que hace falta fortalecer la infraestructura turística y la inversión de empresarios, así como la creación de productos turísticos para los visitantes.
Productos a la vista
Muñoz del Cojo explicó que Zacatecas cuenta con dos productos establecidos que pueden ayudar a fomentar el turismo religioso: la Procesión del Silencio durante Semana Santa y las Morismas de Bracho a finales de octubre.
Expuso que éstos son dos productos probados con una rica tradición y serían el incentivo necesario para atraer más gente a Zacatecas.