Nuestra Señora de los Zacatecas, la patrona de cantera
Hay una verdad de Perogrullo que siempre me gusta mencionar ante mis estudiantes de historia del arte: cualquier representación artística, del tipo que sea, será tan generosa en aportar datos sobre su tiempo como cualquier documento o crónica de la época. A veces, incluso una interpretación concreta del pasado, como en el caso que hoy nos ocupa.
Una pintura, una fachada, una escultura o incluso un mueble, serán portadores de la esencia de un momento específico del tiempo en el que se pueden evocar otros; en resumen, nos contarán una historia de la que seremos partícipes si sabemos leerla.
Hoy 8 de septiembre le invito a que pase por la fachada sur de nuestra barroca Catedral. Situándose en el mercado González Ortega, podrá admirar una fachada mucho más sencilla en apariencia a la portada principal que, como la protagonista, siempre se lleva las miradas y todas las fotografías. Sin embargo, la fachada sur ostenta la imagen de nada más y nada menos que la madre simbólica de esta ciudad.
La fachada está dedicada a la Virgen de los Remedios, advocación española que llegó a nuestras tierras en los primeros años de la Conquista y que en el ámbito local tomó el nombre de Nuestra Señora de los Zacatecas. Como patrona de la ciudad, también se le conoció como la Virgen del Patrocinio. Arquitectónicamente, la Virgen está situada en una elegante ménsula, y junto con el Niño Jesús, han sido vigías seculares del ingreso de los fieles que por años han cruzado este umbral.
Según la tradición histórica filtrada por el crisol de la catolicidad española, fue la Virgen de los Remedios la que ayudó a los españoles a apaciguar a los zacatecos rebeldes, cegándolos para impedirles atacar a las huestes conquistadoras.
Al respecto, se creó todo un mito fundacional como se hiciera en otras partes de México. Aquí, al igual que en otras latitudes, comenzó a crecer ese mito de apoyo divino en torno a la actuación de los conquistadores que, bajo la narrativa del imperio español, eran portadores de la verdadera fe y verdadera civilizacion, de tal manera que la devoción a la Virgen de los Remedios data desde la misma fundación del Real de Minas.
Desde el siglo 16 existió una pequeña capilla para dar culto a esta imagen que ya portaban los primeros españoles, pero no fue hasta bien entrado el siglo 18 que la élite zacatecana impulsó esta devoción en un momento en el que la Nueva España volteaba a ver a la Virgen de Guadalupe como patrona del territorio. Aquí los potentados mineros la situaron en esa fachada sur, para recordar arquitectónica y simbólicamente que ella era la patrona que ayudó a consolidar la conquista del territorio. Era una especie de orgullo local e identitario español que se reiteró con la construcción de la capilla de Nuestra Señora del Patrocinio en el cerro de La Bufa, justo en el lugar preciso donde la leyenda situaba la aparición.
El arte y en este caso la arquitectura, fungieron como el vehículo preciso para dejar a la memoria colectiva el mito fundacional: el 8 de septiembre, el momento exacto en que la Virgen de los Zacatecas manifestaba el derecho divino de conquistar las nuevas tierras a través de la mano española, quienes la obtenían por derecho providencial. Y así quedó plasmada en la piedra, como forjadora de una identidad y de un universo simbólico lleno de fiestas, romerías y hasta informes de gobierno que, simbólicamente también se realizan en esta misma fecha.
Así que la próxima vez que alce la vista y vea a Nuestra Señora de los Zacatecas en la portada sur, recuerde que en parte, también fue una de esas manifestaciones del poder de un grupo (español –conquistador), que dejaba para la memoria colectiva una de sus mejores armas de legitimación.