Río Grande.- La queja de los comerciantes en contra del incremento de los pordioseros en el municipio continúa latente, pues hasta el momento no hay autoridad que controle el problema que se agudiza los días quince y treinta de cada mes.
Según los quejosos, en un día hasta diez limosneros llegan a sus lugares de trabajo, tornándose una situación incómoda ya que algunos son “limosneros y con garrote” porque se molestan si no les dan dinero, “como si fuera obligación mantenerlos”.
Ismael de la Rosa Aldaba, propietario de una tienda de ropa, expresó su inconformidad ante el aumento de mendigos que provienen de otros lugares, quienes se llevan más de 500 pesos por día, ya que descaradamente acuden a los comercios para que les cambien la morralla, “ahí uno se da cuenta cuánto se llevan”.
Dijo que algunos de los regidores se quejan porque son literalmente asaltados por limosneros, “si ellos que son los que deben de regir el buen funcionamiento del ayuntamiento se quejan del mismo mal, uno como ciudadano común y corriente, qué puede hacer”, cuestionó.
Destacó que el ser pordiosero se está volviendo un negocio redituable para quienes se dedican a él.
De la Rosa Aldaba, aseveró que hay varias acciones por realizar de parte de las autoridades para controlar el problema, y los cartelones en varias partes de la ciudad diciendo que no les den dinero, podría ser uno, subrayó.
Dicha acción se ha realizado en ciudades como León y Chihuahua, impactando positivamente ya que el número de menesterosos ha bajado considerablemente, siendo una buena medida para aplicarse en este municipio.