Zacatecas, Zac.- 45 kilos de tortillas vendía Martha Castorena Valadez diariamente para mantener a su familia, y es que le ha tocado una vida con muchas carencias; es de Sauceda de la Borda y todos los días va y viene, pues actualmente trabaja como cerillo en Soriana.
Martha Castorena Valadez tiene 65 años de edad, al principio acudió al centro comercial a solicitar un empleo de limpieza, como no había espacio, le dieron la oportunidad de empaquetar mercancía; como eran niños los que estaban allí, dudó en aceptar el trabajo, pues se sentía una anciana; sin embargo al paso de los días se ha ido acostumbrado y este mes acaba de cumplir un año como cerillo.
Martha Castorena Valadez se casó a los 18 años, pero quedó viuda a los 22, su esposo Herlindo Jaramillo murió cuando iba rumbo a casa en un tractor; son cuatro hijos los que tuvo que mantener ella sola, y para hacerlo realizó muchos trabajos: fue empleada doméstica, le pagaban 150 pesos diarios, pero le regalaban la comida que sobraba, de ahí alimentaba a su familia.
Después de varios años que había dejado de elaborar tortillas, regresó a dicha actividad, pues a sus patrones no les gustaban las de la tortillería, por lo que diariamente Martha se subía al autobús con su cubeta de masa para ofrecerle a la familia donde trabajaba tortillas calientitas.
Martha Castorena Valadez trabajó en un banco, allí le pagaban 800 pesos por quincena, a veces tenía que trabajar horas extras, porque su sueldo no le daba más que para comprar lo necesario. Pronto decidió salirse, y su último trabajo como empleada doméstica fue en una casa donde recibía 300 pesos por semana, tenía que caminar mucho, pues el autobús no la dejaba cerca, y sus rodillas se fueron deteriorando y decidió dejar ese empleo.
También trabajó en el Hospital San José, allí vivía, recuerda, pero recuerda cómo las monjas eran muy castigadoras con sus compañeras, en ocasiones hasta las privaban de sus alimentos, aunque se esmeraba en hacer las cosas bien.
Sus papás todavía viven, están en el Ampotal, los visita dos o tres veces por semana; aunque no es mucho lo que gana, trata de brindarles lo necesario, al menos de llevarles lo que les gusta.
Ahora lo que desea es contar con un lugar en donde vivir, se queda en casa de uno de sus hijos, pero sería feliz si contara con un espacio aquí en la capital o en Guadalupe, para traerse a sus papás y poder atenderlos mejor, pero con los 60 pesos que gana día a día le resulta prácticamente imposible hacer realidad su sueño, por lo que solicita el apoyo del gobernador Miguel Alonso Reyes, para ver la posibilidad de que la apoye al menos con el enganche de un pie de casa.