Desde 1995, los focos de alarma debieron encenderse, pues la frecuencia de muertes por infarto al miocardio entró en zona de alerta y en 2001 se superaron las 623 muertes estimadas como máximo para ese año, entrando técnicamente en zona de epidemia.
Durante 2006 a 2007 se cambió la tendencia de mortalidad probablemente por las acciones realizadas en las instituciones de salud, para regresar a la fase de alarma, aunque algo sucedió y de nuevo volvió a elevarse durante 2008 y 2009. Preliminarmente, se reporta que en 2010 hubo 828 muertes.
Los encargados de la salud pública no sólo deben observar, sino que tienen que realizar acciones que modifiquen el rumbo de las enfermedades, pues sólo se mejora lo que se mide y monitorea y debiera ser una prioridad la muerte por infarto al miocardio, ya que ocupa el segundo lugar como causa de muerte prematura en nuestro estado.
Basado en datos del último decenio, se esperan 714 decesos por esta causa cada año, con un límite inferior de 636 y superior a 776. Por debajo de estos números será un logro importante, por arriba indicará que las acciones realizadas no son efectivas y deberán aplicarse otras no sólo con base en ideas personales, sino empleando las usadas por otros estados o incluso otros países y, de esta manera, prevenir muertes anunciadas, pero se requieren insumos de calidad, equipamiento y una visión organizacional eficiente.
Hay grandes avances para el tratamiento del ataque al corazón; sin embargo, sólo existen en hospitales a los que es muy difícil que llegue una persona con esta emergencia; primero porque las personas ignoran que el dolor del infarto al miocardio es como de opresión en el pecho, que se “va” hacia el hombro y brazo izquierdo, hacia el cuello, espalda y la mandíbula, acompañado de sensación de muerte, palidez, sudoración, náusea y vómito; segundo, porque el paciente retrasa su atención por el miedo a los costos o a ser criticado como exagerado si el dolor resulta por otra causa; y tercero, porque usualmente no existen equipos de emergencia a su alcance que lo diagnostiquen, lo estabilicen y, si cae en paro cardiaco, lo reanimen.
La prevención y la búsqueda para que la gente cambie a un estilo de vida saludable; el control de las enfermedades crónicas, como la hipertensión, la obesidad, la diabetes, el colesterol alto y legislaciones como la ley antitabaco… son acciones exitosas, pero sus resultados son a mediano y largo plazos. En estos momentos urge enfocarse en la atención de la emergencia por infarto desde los centros de salud de los municipios en una red equipada y coordinada, enfocada en diagnosticar y tratar oportunamente la enfermedad isquémica del miocardio y su urgencia.
Sabemos que los recursos económicos son finitos, pero se requiere crear un sistema que usted o yo algún día podríamos necesitar. Durante la epidemia de influenza se equipó, se capacitó y se logró. ¿Por qué en esta epidemia no