Jerez De García Salinas. La decimotercera edición de la Jerezada transcurrió sin mayores consecuencias pese a que, por vez primera, se tomó la determinación de correr novillos de mayor peso y presencia, mismos que pusieron a prueba las estructuras que conformaron la valla de protección contra las que remataron en diversas ocasiones.
La Unidad de Protección Civil reportó solamente personas con raspones y golpes, tras las sacudidas que vaquillas y bureles les propinaron; sin embargo, no pasó a mayores.
Previo al chupinazo, el alcalde Eduardo López Mireles acompañó a los corredores en la vuelta de reconocimiento, junto con el diputado Ramiro Rosales Acevedo, un grupo de regidores e integrantes de la Peña Taurina Isidro Muñoz Rodríguez.
Luego, el segundo cohetón indicó la apertura de los cajones, por donde aparecieron los astados que arrancaron hacia el lado contrario del que aguardaban los corredores; luego aparecieron las vaquillas que también mostraban un buen nivel bravura.
Paulatinamente, el circuito comenzaba a llenarse de curiosos no inscritos con oportunidad, que ya con el ganado un tanto agotado, decidieron lanzarse al lado opuesto del muro, aunque todavía el más grande del encierro logró ponerlos en apuros.
Como siempre, la actuación de los caporales representó un espectáculo aparte, por la forma en que lograban detener a vaquillas y novillos para regresarlos a los cajones, incluida una vaquilla que escapó del circuito, sin mayores consecuencias, pues de inmediato logró ser sometida bajo la reata de los hábiles vaqueros.
De acuerdo con Protección Civil, la Jerezada reunió a más de 10 mil personas, incluyendo a los que ocuparon un lugar en el circuito y otros que ya no lograron ingresar y se quedaron en los costados de la plaza y de la carretera a Santa Rita.
De esta forma, se superaron las expectativas que se tenían previstas y representa el máximo número de asistentes desde que se determinó el cambio de circuito.