México, DF.– A más de 60 años de cárcel fueron sentenciados dos agentes de la Policía de Investigación y dos sexoservidoras por el secuestro a un empresario de la rama de la construcción, a quien torturaron y obligaron a negociar su propio rescate.
El Juez 40 Penal del Reclusorio Oriente sentenció a Rubén Salto Reyes, “El Moreno”, y a Marco Antonio Ramírez Rangel, “El Pelón”, ambos agentes de la Fiscalía en Cuauhtémoc, a 63 años de prisión, lo mismo que a Lilia Sánchez Flores, “La Chaparra”.
En tanto, Silvia Selene Méndez Moctezuma, “La Pitufina”, fue condenada a 60 años, todos como responsables del delito secuestro agravado.
Según la causa penal 84/11, Salto Reyes y Ramírez Rangel, quienes se conocieron cuando ambos eran elementos del Grupo Especial de Reacción e Intervención (GERI), planearon el secuestro de Manuel, un empresario dedicado a la rama de la construcción.
Ramírez Rangel conocía a la víctima, pues junto con su hermana Laura, constituyeron una empresa de seguridad privada con razón social Trovels, que le daba servicio a la familia del empresario.
El propio agente fue quien detuvo a la víctima cuando salía de su centro de trabajo en una camioneta en febrero del 2011, tras varios días de tenerlo bajo vigilancia, con el pretexto de que le iba dar información sobre empleados que pretendían robarlo.
Sin embargo, ese fue el pretexto para que su compañero de la PDI y un cómplice aún prófugo amagaran al empresario y lo llevaran a una casa de seguridad en la Colonia Hacienda del Bosque, en el municipio de Tecamac, donde lo mantuvieron tapado de los ojos con una venda y esposado a un tubo de clóset de uno de los cuartos.
Los agentes de investigación contactaron a dos sexoservidoras que trabajaban en Reforma a la altura de la Colonia Guerrero, para que fueran a darle de comer al secuestrado.
Conocedores de las técnicas de rastreo para localizar a secuestradores, los agentes obligaron a la víctima memorizar un texto donde decía que no estaba secuestrado, pero tenían un problema con un lavador de dinero de la Familia Michoacana a quien le tenía que entregar 5 millones de pesos que había extraviado.
Sacaron al empresario de la casa de seguridad por lo menos en tres ocasiones y lo trasladaban en una camioneta hacía la zona del Metro La Raza, donde lo obligaban a hablarle a su familia por celular para pedirles el dinero y decirles que no denunciaran y así no ser ubicados por las autoridades.
La víctima declaró que en varias ocasiones lo golpearon y torturaron debido a que se equivocaba en lo que tenía que decir, y señaló que ambas mujeres también lo agredieron con una tabla y las manos en las ocasiones en que lo bañaron, y le daban de comer.
Mientras tenía al empresario secuestrado, Salto Reyes sabía que lo que hacía la familia de éste, pues por medio de su hermana pedía información y les decía que les ayudaría a conseguir videos de las cámaras del C2 y buscarlo en las agencias del MP y el Semefo.
Cuando la familia del secuestrado reunía el dinero, y tras más de un mes de plagiado, una vendedora ambulante le dio la clave a la policía para ubicar a la banda.
La mujer dijo que una sexoservidora de la Colonia Guerrero, a la que conocía como “La Chaparra”, le había comentado que le iban a dejar su actividad, pues le darían 50 mil pesos por cuidar a un secuestrado, por lo que la comerciante se lo dijo a la policía y la secuestradora fue detenida y guió a los agentes hasta la casa de seguridad, que era propiedad de Salto Reyes, donde el agente fue detenido.