Hay adicciones para todo, y una que afecta a tres de cada diez mexicanos es la adicción al trabajo, de acuerdo con un estudio elaborado por la consultoría empresarial Crecimiento Sustentable, la cual revela que estas personas nacieron de 1971 a 1985 y pertenecen a la generación X.
Un detalle indica que 87% de los trabajadores extremos son hombres.
Es un fenómeno al alza, “cada vez se detectan más casos de personas de la generación X que emplean el trabajo como vía de escape y disminuyen sensiblemente sus relaciones sociales y familiares”, asegura Alfonso del Valle, director de la consultora especializada en productividad y emociones.
Son profesiones que demandan mayor disponibilidad de tiempo; mercadotecnia y ventas son las que mayor número de trabajólicos presenta.
Hace una década, dice Del Valle, era muy fácil detectar a los adictos al trabajo porque permanecían en la oficina “prácticamente todo el día”; ahora el teletrabajo y la flexibilidad laboral ocultan esta adicción que aparece como positiva en empresas gubernamentales y familiares.
Así, aún fuera de la oficina los trabajólicos están conectados permanentemente a la computadora o celulares, sus conversaciones giran en torno a cuestiones laborales e incluso tienen problemas para conciliar el sueño al pensar continuamente en el trabajo y cómo solucionar cuestiones inherentes a éste.
“Las razones de la adicción al trabajo son múltiples, pero en gran parte se debe a una cuestión hereditaria. Está arraigada la idea de que se debe trabajar incesantemente, como ocurría con la generación baby boomers, y esto conlleva a múltiples problemas como inestabilidad, depresión, frustración e ira. Por supuesto, tales emociones inciden negativamente en el desempeño laboral”, dice Del Valle.