Zacatecas.- Los duendes del toreo descendieron este domingo en la Monumental Zacatecas para inspirar el triunfo de Jorge Carmona, quien tras una sentida actuación cortó orejas y un rabo, alzándose como el máximo triunfador.
Con lleno pletórico en el coso de cantera, también resultó triunfador con fuerza el rejoneador José Ignacio Corral, quien cortó una oreja, mismo número que Manolo Arruza, en tanto que Eloy Cavazos salió con las manos llenas al cortar dos orejas.
José Antonio Ramírez “El Capitán”, “Curro” Calesero y Enrique Garza no corrieron con la misma suerte que sus alternantes y sólo escucharon palmas.
En la agradable tarde se lidiaron ejemplares de La Paz, Lebrija y Marrón, presentables y de buen juego en general, destacando el lidiado en sexto, de La Paz, que mereció arrastre lento.
El Festival Taurino abrió con la actuación del caballista José Ignacio Corral, quien tuvo una buena actuación ante Arcángel, de 450 kilos, al que llevó templado desde el inicio, toreándolo de costado y aprovechando su recorrido. Voluntarioso y con determinación en las banderillas, Corral acertó con el rejón de castigo, llevándose una oreja.
Dentro de la actuación del caballista sobresalió también el determinante arrojo aderezado con esos matices de espectacularidad del grupo de forcados, que esta vez estuvo conformado por integrantes de Mazatlán, Querétaro e Hidalgo.
La pega fue realizada ante un toro emotivo, donde Francisco Caballero, de Querétaro, templó la embestida para encunarse de buena forma y realizar la pega al primer intento, siendo rematada en el rabilleo por René Tirado, quien recibió tremenda ovación; los Forcados compartieron la vuelta al ruedo con el rejoneador.
Orgullo del Norte
Eloy Cavazos sigue siendo un orgullo para la fiesta brava, pues aún muestra ese ánimo de estar frente a un toro. Norteño, de La Paz y de 415 kilogramos, fue el toro que le permitió al Pequeño Gigante de los Ruedos torear con gusto desde la capa, pues se abrió en el saludo con chicuelinas.
Con ese mismo temple Cavazos toreó con gusto, corriendo la mano y estando cerquita del toro, tanto que el pitón le rasgó la casaca, pecata minuta en comparación a la entrega del matador de toros en retiro. La faena tuvo inventiva, gusto y variedad, por lo que sólo faltaba coronarla con el acero, y así lo hizo, la estocada entera para que de inmediato se asomaran los pañuelos blancos, por lo que el juez de plaza, Carlos Ibargüengoitia, concedió las dos orejas.
La clase de Arruza
El matador de toros Manolo Arruza ofreció una muestra de su buen toreo que a lo largo de su fructífera carrera siempre lo caracterizó. Con Aliviado, de Marrón (de 405 kilos), Arruza saludó discretamente con el percal para después llevarlo elegantemente al caballo con chicuelinas andantes.
En banderillas, y como un gesto de maestro a alumno, Arruza le dio la oportunidad a Diego Emilio, de la Escuela de Espectáculos Taurinos de México, quien cubrió el segundo tercio, luciendo de principio a fin.
Con la faena de muleta tuvo un toro dócil pero de poca fuerza, al que esperó y mimó, toreándolo con gusto y sentimiento. Ante la movilidad del toro, Arruza permitió a Diego Emilio torear dos tandas de mucha calidad, pues bajó la mano y se recreó por ambos pitones. Con la faena hecha por ambos, el matador Manolo Arruza despachó al segundo viaje para llevarse una oreja, y ante la petición del respetable compartió la vuelta con su alumno, quien recibió con clamor las palmas del respetable.
Destellos artísticos de El Capitán
Prochuto, de la ganadería de Lebrija, correspondió en suerte al José Antonio Ramírez “El Capitán”, quien saludó de buenas maneras con el capote al berrendo en colorado. Con la faena tuvo buenos pasajes, destellos de artista, de sentimiento, y sobre todo sobrada clase. Falló con la espada y escuchó aplausos.
“Curro”, sin tela
“Curro” Calesero llegó a la Monumental Zacatecas con la misma convicción de entrega y triunfo de sus alternantes, sin embargo, tuvo en suerte a Orientador, de 453 kilogramos, un toro incierto, con genio que desarrolló mucho sentido, por lo que el torero cortó por lo sano y abrevió su actuación.
El duende gitano de Carmona
El matador de toros zacatecano Jorge Carmona llegó a conquistar a su afición, a la que cautivó en cada uno de los pasajes de su quehacer taurino. Dueño y amo del ruedo, Carmona recibió a su ejemplar a porta gayola; Bizarro, de 420 kilogramos, fue el nombre de su toro al que siguió saludando de manera vibrante con el percal; quitó por chicuelinas y sin pensarlo tomó los palitroques, invitando al novillero Édgar Badillo; así, dos generaciones se encontraron.
El novillero guadalupense puso de pie a los presentes con un extraordinario par al violín de perfecta ejecución; ya con la gente al máximo de la emoción, Jorge Carmona revivió los grandes momentos y colocó un par al quiebro con banderillas cortas.
Al más puro estilo gitano, al iniciar su trasteo sentado en una silla de madera, Carmona esperó al toro para hilvanar tres pases por alto de digna pintura, y es que cuando ese sentimiento está a flor de piel la perfección muchas veces no lo es todo.
Buenas series con recorrido y mucho trazo, con duende y magia, sabor a recuerdo, presente y futuro de un torero que no se ha ido, pues está “más vivo que nunca”. La espada fue la coronación de su entonada actuación que tuvo como notas musicales el temple y la verdad. Las dos orejas y rabo que supieron a gloria fueron concedidas, y el toro también fue premiado con arrastre lento.
Enrique Garza cerró el Festival Taurino al lidiar a Triunfador, de 425 kilogramos, con el que estuvo cadencioso con el percal, quitando por crinolinas dio también oportunidad para que Édgar Badillo realizara otro quite, siendo este por zapopinas.
Tras brindar su faena al ganadero Armando Guadiana, Garza tomó la muleta para dibujar destellos en una faena que no pudo ir a más. Falló con el acero y escuchó palmas. Al término del festejo Jorge Carmona y Eloy Cavazos salieron a hombros.