El dinero negro brota de muchos pozos, el principal es el del narcotráfico, pero en la lista figuran actividades ilegales como la trata y la piratería, por lo que ha crecido 30% el número de profesionistas blanqueadores de capitales en los últimos tres años, asegura Jorge Manrique, rector del Colegio Jurista.
La actividad de lavado de dinero de criminales daña a las organizaciones legales en las que se infiltran los blanqueadores, que causan problemas legales, mala reputación, riesgos operativos, concentración crediticia y otros. Aunque la mayoría de ellos opera en organizaciones financieras, en diversos sectores cada vez aparecen más casos de empleados que realizan ese ilícito.
Generalmente, dice Manrique, los profesionistas que lavan dinero trabajan en bancos, casas de bolsa o de cambio, aseguradoras, transmisores de fondos, finanzas populares o inmobiliarias, pero ya se extendieron más allá del sector financiero. Ahora también se desempeñan como corredores de arte, concesionarios automotrices, prestadores de servicios profesionales o dentro de la hotelería, turismo y otros.
“Por sus conocimientos, relaciones y apariencia son criminales miméticos que se desarrollan en ambientes empresariales, políticos y sociales pero realizan ilícitos que generan inestabilidad económica, problemas sociales, fiscales y monetarios”, comenta.
Son empleados con más de cinco años de antigüedad en la empresa, ocupan un puesto de confianza, tienen a su cargo muchas funciones y rehúsan salir de vacaciones y/o delegar trabajo. “Son los últimos en salir de la oficina al terminar la jornada laboral, mantienen un bajo perfil en la empresa e incluso recurren a préstamos que pagan con descuentos de nómina”, menciona el experto.