Zacatecas.- Sigifredo Noriega Barceló, obispo de la Diócesis de Zacatecas, indicó que la renovación de la Presidencia de la República, que encabezará durante seis años Enrique Peña Nieto, representa “esperanza” tanto para quienes votaron por él, como para aquellos que no lo hicieron, porque “representa la autoridad”.
“Cada seis años como que se alimenta la esperanza, renace la esperanza, y son los ciclos que nos hemos propuesto los mexicanos en el cambio de gobierno. En principio, todo cambio es bueno”, afirmó.
En ese tenor, Noriega Barceló consideró que México debe recuperar el respeto a las instituciones, para promover y garantizar la convivencia social.
Tras señalar que los partidos políticos son “una parte”, indicó que ve con optimismo “la invitación a que participemos todos para tener un país en paz”.
Añadió que el primero reto nacional que se debe atender es la inseguridad, y en segundo término la economía, por lo que estará al pendiente del tipo de estrategias que se implementen para hacer posible los 13 puntos planteados durante el mensaje del presiente Enrique Peña Nieto.
Y aunque afirmó que los programas son responsabilidad de quien está en el poder, la Iglesia no confrontará, sino que están para colaborar; “la estrategia (de la Iglesia) la expusimos hace dos años, independiente de quien esté gobernando, y es dirigir al creyente, pues la paz debe ser cultivada”.
Indicó que “el problema principal de la economía es la ética”, pues siempre han existido los retos y los medios para hacer capital, y la Iglesia Católica puede aportar mucho, “al menos la visión que se tiene desde el evangelio”.
Sobre la familia, indicó que es “urgentísimo”, al igual que el matrimonio hombre-mujer, pues si esta célula de la sociedad “se enferma, va a repercutir en la sociedad; y se ve en los centros de readaptación juvenil, puesto que muchos de quienes incurren en un delito vienen de familias disfuncionales”.
Además lamentó las manifestaciones violentas registradas este sábado en la Ciudad de México, en contra de Peña Nieto, donde se registraron hechos de violencia y vandalismo en las calles Paseo de la Reforma y Juárez.
“No es una forma civilizada, puesto que tengo (en el caso de los inconformes) el derecho del mundo de estar en desacuerdo, pero eso no me da derecho a destruir bienes de los demás. Estoy totalmente en contra de este tipo de manifestaciones”, afirmó.
Añadió que si bien hay algunos jóvenes que no aceptan a Peña Nieto como presidente, no representan a todos; sin embargo consideró que estas críticas significan “el fin del desencanto juvenil a participar en el campo político”.