Zacatecas.- Tras señalar que la crisis de valores que vive la sociedad podría durar por varias décadas, el psicólogo Magdaleno Rubio Godoy consideró necesario cuestionarse si los integrantes de la sociedad se vinculan o sólo se relacionan.
El académico de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) destacó que no sólo está perdido el sistema de valores morales, sino el de los económicos, y las familias deben adecuarse a las circunstancias de violencia que se viven actualmente, lo que agudiza el problema de la fragmentación familiar.
Estamos en culturas muy enfermas, se podría decir que en descomposición más que en recomposición, la recomposición debe establecerse no sólo desde lo grupal, sino desde lo individual
“Tenemos muchas décadas instalados en una caída brutal de valores, ya no es el trabajo poder, simplemente viendo el poder adquisitivo se ha perdido, y no corresponde la retribución al esfuerzo; si hablamos de la solidaridad, esto se ha ido perdiendo”, lamentó el académico.
Sin embargo, indicó que también vivimos una cultura donde ni la vida se defiende, sino que se mantiene la idea de la muerte y de los intereses personales, sobre los comunitarios; pues el concepto de competencia implica que se recurra a cualquier situación para estar en la cima.
Tenemos muchas décadas instalados en una caída brutal de valores, ya no es el trabajo poder, simplemente viendo el poder adquisitivo se ha perdido, y no corresponde la retribución al esfuerzo; si hablamos de la solidaridad, esto se ha ido perdiendo”
“No sólo estamos en una cultura tanática (de Tánatos, que significa muerte) sino que estamos en una cultura de desecho, se consume para desechar, ya sea productos, autos, casas, lo que se lleva al campo de los afectos; pues también desechamos gente y eso es peligroso”, reprochó el investigador.
Insistió que el problema es la falta de límites de los padres hacia los hijos, pero con un consenso entre las dos partes, al ejemplificar que pudiera haber un acuerdo la salida a la calle, estableciendo una hora límite de llegada.
“Estamos en culturas muy enfermas, se podría decir que en descomposición más que en recomposición, la recomposición debe establecerse no sólo desde lo grupal, sino desde lo individual”.
Comentó que la transmutación del modelo familiar inició hace 30 años, cuestión que no depende únicamente de las cuestiones de inseguridad, sino que “el peligro” consiste en que si los individuos sólo se relacionan, no se generan los vínculos necesarios para reconstruir el tejido social.
“Cuando hablamos de vínculos, hablamos de compromisos profundos”, afirmó el académico.
“Los seres humanos tenemos más capacidad de la que pensamos para la adaptabilidad, y creo que los cambios más profundos y contundentes deben venir de las nuevas generaciones, aún cuando las sociedades adultas tenemos mucho qué decir”, expuso.
Abundó que las redes sociales deben servir para generar mecanismos de defensa, pero que tengan como base acciones inteligentes; “no te puedes poner con Sansón a las patadas”, declaró.
Precisó que derivado de la transmutación que vive la familia, es necesario que tanto los viejos como las nuevas generaciones aprendan sobre cómo se ve el mundo desde los dos lados, para tejer nuevas redes sociales que disminuyan la violencia social mediante el compromiso con los demás.