Guadalupe.- Es una santa no aceptada por la Iglesia Católica en México, pero aún así rodeada de seguidores que le solicitan auxilio para “abrir puertas” en los momentos críticos de sus vidas, según testimonios de sus fieles.
Fue así que este domingo, en conmemoración de otro aniversario de la Santa Muerte, varios de sus seguidores realizaron una procesión a lo largo de las calles, a pie y en carros, acompañados de una tambora.
Una de las fieles comentó que la Iglesia los acusa de “diabólicos” por la figura que encarna, mas es un santo a quien le piden consejo o favores cuando se necesita, como San Judas Tadeo, más no por ello están separadas de la Iglesia Católica.
Poco después de medio día, una camioneta con dos figuras grandes de la Santa Muerte partió de cerca del panteón de Herrera, en la colonia Tres Cruces, con destino a la capilla que tienen en la capital.
La procesión siguió a lo largo de la avenida García Salinas, para después incorporarse a la Calzada de La Revolución Mexicana, donde un contingente de unos 20 vehículos siguió su camino hasta el área donde se ubica el templo.
Recordaron que una vez que se entra al culto, han visto cómo les responde afirmativamente a lo que le piden, que puede ser desde la necesidad de obtener trabajo, hasta el amor.
“La Iglesia no ha canonizado a esta santa porque pide un milagro para corroborar su existencia, más yo no entiendo qué milagro espera si ya hace el de llevarnos con ella cuando es el momento”, acotó otra de las feligreses que participó en la manifestación.
Incluso dijo que cree en Jesucristo, la Virgen y otros santos, pero que se siente agradecida con la Santa Muerte por “abrirles las puertas” en los momentos en que más lo necesitaban.
La celebración inició con la presencia de matlachines que hacían sus danzas cada cierto tiempo, seguidos de varias personas vestidas de blanco, que mantenían entre sus manos estatuillas de colores rojo y blanco, o imágenes de la también llamada La Niña Blanca.
El culto de la Santa Muerte se remonta a 1795, cuando los indígenas adoraban un esqueleto que llamaban Santa Muerte, en el centro de México, cuyo culto supuestamente permaneció oculto en los últimos dos siglos.
La leyenda contemporánea indica que un habitante de Catemaco, en Veracruz, vio la figura de la Santa Muerte dibujada en las tablas de su choza y fue a pedirle al cura local que verificara la imagen y la canonizara, pero este se negó rotundamente tachándola como rito de satanismo.
La Muerte puede ser representada como una figura masculina o femenina, con una guadaña y un rosario.