Francisco R. Murguía. A Jorge Eduardo Hernández Torres desde muy pequeño le nació el gusto por la danza folclórica mexicana, y aseguró que desde el vientre materno era bailarín.
En 2009 inició sus estudios universitarios en el Instituto Superior de Educación Artística Calmecac, ubicado en Jerez, donde formalizó su carrera como bailarín profesional.
Su pasión por la danza lo ha llevado a conocer los estados de México, Chihuahua, Coahuila, Aguascalientes, Puebla, Guanajuato y Nayarit, gracias a su participación en diversos festivales, entre ellos el que considera más importante, el Internacional del Folclor Gustavo Vaquera Contreras, en Zacatecas.
En 2010 viajó a Colombia, donde, junto a sus compañeros de Calmecac, mostró durante 15 días las tradiciones y costumbres de México.
Jorge Eduardo Hernández relató que en 2012, junto con sus 30 compañeros, viajó a Italia, donde el fin primordial “era dejar en alto a México y al municipio de Nieves, de donde soy originario”.
Comentó que hace un par de meses fue invitado de manera individual a mostrar su experiencia y pasión por la danza folclórica en Egipto, adonde acudieron más de 20 países, “y yo orgullosamente representando a México”.
Hernández Torres se tituló en la especialidad de maestro de artes, ello por su deseo de enseñar a nuevas generaciones lo que ha aprendido y que le ha acarreado éxito y satisfacción personal.

“Tengo muchos proyectos a futuro y tal como lo he hecho, los cumpliré, pues me considero un joven entusiasta, consistente, perseverante y decidido a hacer lo que me gusta”, externó Jorge Eduardo Hernández.
Mencionó que en algunos viajes ha contado con el apoyo económico de las autoridades municipales, lo que agradeció, a pesar de que la mayoría de las veces los recursos los ha obtenido con base en esfuerzo y trabajo.
Hernández Torres precisó que la danza folclórica mexicana en el escenario no es sólo usar maquillaje colorido, listones y trajes brillantes, sino que “es permitir que las pasiones, las historias, la tradición y la identidad de una nación sean contadas y cantadas con los pies, con la piel y con el corazón”, expresó.