Fresnillo.- En el jardín ubicado al interior del templo de Santa Ana se encuentra una columna hecha a base de cantera en la que se aprecian ángeles esculpidos, hablamos de la Columna de los Ángeles.
Debido a su forma rústica y artesanal, historiadores consideran que este elemento es de los testimonios físicos más antiguos con los que cuenta El Mineral y que son poco conocidos por la población e ignorados por las autoridades locales.
Carlos López Gámez, historiador del municipio, dio a conocer que a pesar de que no existen archivos que comprueben su antigüedad ni quiénes fueron los autores, se estima que esta obra data del siglo XVII, basando estas conjeturas en similitudes que existen a lo largo del país.
Lo anterior debido a que en la parte superior de ésta se encuentra un agujero rectangular que hace referencia a que fue utilizado como base de una cruz atrial y, según evidencias, éstas se encontraban al interior de conventos por lo que se piensa que originalmente se ubicaba dentro de lo que fue La Hospitalidad de Nuestra Señora de la Purísima Concepción cuando fungió como albergue de una orden religiosa de frailes.
A mediados del siglo XIX la Columna de los Ángeles se ubicó en lo que ahora conocemos como el atrio de la Purificación, pero fue hasta los 40 cuando comenzaron a crearse leyendas urbanas en donde los pobladores referían que la columna se hizo para conmemorar la primer misa oficiada en Fresnillo; sin embargo, esto es algo que se descartó con el paso de los años.
Tras la construcción del cementerio de Santa Teresa, la columna fue instalada en el área donde se encuentran las tumbas más antiguas, pero en el año 1946 las autoridades estatales la solicitan para exponerla durante las festividades por la fundación de la capital.
No obstante, al terminar con los festejos optaron por no devolverla e instalarla en el jardín Morelos, ubicado frente a la Alameda.
Por esta razón, en los años 60 un grupo de fresnillenses –de los cuales algunos aún viven– decidió trasladarse hasta la capital y desmontar la obra para colocarla en un camión de carga ocultándola entre arena y la comisionaron al padre Guillermo Ordaz, quien fungía como párroco en el templo de Santa Ana, lugar en el que la columna se encuentra actualmente.
Esta columna aún conserva su estructura original y se pueden apreciar los ángeles esculpidos sobre la cantera, por lo que se estima que fue elaborada por artesanos indígenas.