Jerez.- Zenón García Murillo ha logrado combinar con éxito la sastrería y el canto durante varias décadas.
Fue en abril de 1960, cuando por necesidad de trabajar en algo distinto al campo, se inmiscuyó en el oficio de sastre; luego de tres meses de aprendiz en la Sastrería de Santiago comenzó a trabajar como tal, al hacer el trazo y los cortes de los pantalones.
En aquél tiempo, recordó, le pagaban 3 pesos por cada pantalón, “pero luego encontré un mejor salario en otro lugar y me fui a ganar 5 pesos por la hechura de cada uno y por eso estuve varios años hasta que decidí independizarme”, detalló.
Aunque al inicio confeccionaba chamarras, camisas y trajes tipo vaquero, hoy se enfoca a la creación de pantalones de vestir pues el aumento en su carga de trabajo le impide dedicarse a los trajes completos.
“Cuando empecé llegue a contar hasta 17 sastrerías en Jerez, pero ya hay pocas yo creo que son máximo cuatro lugares, por eso se nos aumenta el trabajo pues aunque la mayoría de las personas tienen parientes en Estados Unidos que les traen o les mandan sus pantalones, en muchos casos no le atinan a la medida y por eso los traen con el sastre”, reveló.
Entre sus tesoros más preciados está una colección de viejas planchas, algunas de carbón, que ha obtenido con el paso del tiempo.
Sin embargo, desde hace varias décadas, Zenón García también aprovecha su tiempo libre para cantar música mexicana en eventos públicos y aunque por ello no recibe remuneración económica, el amor por el canto lo ha llevado a combinar ambas actividades.
Consideró que el gusto por la música lo tiene de nacimiento pues durante su relato compartió que cuando era pequeño hacía sus actividades cantando prácticamente durante todo el día y aunque no hubo tiempo de aprender a tocar algún instrumento, empezó cantando en tapancos que se colocaban durante el tiempo de feria en Jerez.
Luego, se le dio la oportunidad de incorporarse al grupo de artistas de lo que hoy es el Instituto Jerezano de Cultura con el que ha recorrido varios puntos del país, “no sé si lo hago bien o mal, pero el público me aplaude entonces pienso que les gusta”.
Como parte de sus anécdotas, compartió que desde 1993 lleva una agenda en la que apunta cada lugar en que se presenta, el número y título de las canciones que interpreta pues no quiere repetir canciones si se llega alguna próxima presentación en el mismo lugar.