Inquietud, preocupación y conductas repetitivas son algunas de las acciones que pueden ligarse a un trastorno obsesivo-compulsivo, el cual es considerado un problema común que afecta a gran cantidad de fresnillenses.
Aunque muchos consideran que una persona es perfeccionista por afanarse en buscar que las cosas mantengan el orden al que está acostumbrada, este padecimiento puede convertirse en algo serio pues el hecho de que los objetos estén fuera del lugar cotidiano hace que el sujeto se estrese y entre en crisis.
Gabriela Contreras Barrios, psicóloga egresada de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), detalló que algunas de las actividades más frecuentes en estas personas es repetir una acción hasta que consideran que está bien hecha, lavarse de forma constante, asegurarse que puertas y grifos estén bien cerrados, contar objetos repetitivamente y cerciorase de que no falte algo.
Comentó que esto puede detectarse desde la infancia, pues es desde temprana edad cuando comienzan a presentarse tales impulsos.
La mejor manera de saber si un niño padece algún trastorno obsesivo-compulsivo es observar la forma en que realiza las actividades diarias.
“Muchos padres de familia llegan a pensar que el niño hace las cosas de manera repetitiva porque quieren desesperarlos o llamar la atención; sin embargo, esto es algo que el menor no controla y a veces hasta le da miedo o vergüenza hablar de lo que sienten”, comentó.
Según la psicóloga, la mejor manera de tratar este tipo de trastornos es a través de pláticas con los pacientes para detectar de dónde surgió la obsesión y tratar de contrarrestarla a través de otras actividades.