RÍO GRANDE. Desde hace unos 4 años Josefina García se dedica a vender gelatinas por las calles de esta demarcación, son pequeños vasitos llenos de colores y deliciosos sabores.
Lo más difícil de este oficio, como comerciante informal, es el tener que caminar durante largas distancias, a pesar del cansancio y el dolor en las piernas, hasta vender todo el producto.
Esas dificultades no le quitan la alegría con la que llega a los hogares o negocios a ofrecer sus gelatinas, o entregar los pedidos que le hacen.
Ella sabe elaborar gelatinas de mosaico, de leche, de agua, combinadas y alguna que otra exigencia de los clientes; todo lo prepara con mucho gusto, ya que esta actividad se ha vuelto su especialidad.
“Ni pensar en el retiro, soy madre soltera, tengo un hijo y uno de mis sueños es que quisiera que, luego de tanto tiempo de andar deambulando por las calles de Río Grande y sus alrededores, se me haga tener un localito para vender comida y postres, porque es lo que sé hacer y así (podría) seguir apoyando a mi hijo en sus estudios”, explicó.
Ser la responsable de su hogar y de su hijo la impulsan a trabajar cada día, sin pena, con mucho anhelo por tener una vida mejor.
Ella reconoce que la situación no es la más sencilla ni la que hubiera elegido, “los sacrificios han sido muchos porque en ocasiones se tiene que abandonar gran parte de la vida personal, así como amistades, intereses e incluso sueños que tenía de joven como convertirme en profesionista; pero así se dieron las cosas y las hago con mucho gusto”.
El buen sabor de sus productos, el excelente trato que da a los clientes y la fama que se ha labrado le han conseguido contratos para fiestas infantiles, u otros festejos, lo que significa vender más gelatinas a un solo cliente, y como ella dice: “aliviana mucho en los gastos del hogar”.
Es habitual encontrarse a Josefina a partir de las 12 horas por la avenida Constitución, luego se dirige a las paradas de camiones y a los estacionamientos de los transportes que van a las comunidades, ubicados en el malecón.
Josefina García es una muestra de que las mujeres pueden progresar de forma independiente, mantener en lo económico sus hogares y a sus hijos; “opino que las mujeres que se la viven pensando que sus esposos las tienen que mantener son flojas, (pues ellas también) tienen manos y piernas”.